El 28 de enero de 2024, cuando el proyecto cierre sus puertas en la capital alavesa, la exposición que se despida del público será, sin duda, diferente a la que se inauguró ayer por la tarde. Sucederá así porque Elisa Miralles y Lurdes R. Basolí van a realizar en Gasteiz un taller-encuentro con mujeres alavesas similares a los realizados desde 2021 en Terrassa, Madrid, Córdoba, Valencia y Rubí, momentos de análisis, reflexión, investigación y acción que hacen que #serlobas tenga, a día de hoy, otras 37 autoras. “Son musas y fotógrafas”, apuntan las artistas.
Al fin y al cabo, los cuerpos, que están en el principio y el final de la propuesta, cambian y, por lo tanto, esta creación, que se sirve de lo colectivo para hacerse realidad, también. Todo ello para proponer al público una mirada al exterior que, en realidad, apela de manera directa al interior, a esos cánones de belleza aprendidos y asumidos como normales e incluso naturales, a esas fórmulas sociales que imponen que una mujer debe ser de una manera, que dictan lo que sí es aceptable tanto en forma como en fondo. Frente a eso, en esta muestra “construimos un nuevo relato en torno a nuestros cuerpos”, uno “contado por nosotras”.
Así se plantea en una producción con dos partes diferencias, aunque relacionadas. En la sala grande de Amárica, imágenes que en muchos casos se salen de la pared y de la formulación clásica de exposición, van componiendo un discurso visual en el que cuerpos diversos hablan de mujeres diferentes con vivencias, experiencias, sentimientos y reflexiones distintas. Se juega aquí también con los formatos, por ejemplo, recurriendo al círculo para, desde fuera y por dentro, romper la mirada tradicional.
En un espacio contiguo, se habilita un rectángulo negro, un espacio en apariencia sin luz. Pero toda vez dentro, las imágenes proyectadas, los espejos estratégicamente colocados y la instalación sonora creada por la irundarra Eneritz Furyak y el catalán afincado en Donostia Oriol Flores, llevan a quien acude al lugar a establecer una relación directa e intensa entre el cuerpo propio y el de las mujeres representadas. “Es verte y verte con otras”.
Desde el confinamiento
El proyecto, que ahora llega a Vitoria gracias a la Sociedad Fotográfica Alavesa, seguirá desarrollándose desde la base de que frente a la “opresión estética” que algunos niegan o relativizan, es imprescindible hablar de diversidad y libertad. De todas formas, a partir de aquí empieza el camino de quienes acudan durante estos casi dos meses a la sala Amárica. Si es que se quiere hacer, claro.
De esta manera #serlobas da un paso más dentro de un proceso que arrancó en el confinamiento, con una de tantas relaciones que se empezó a través de la pantalla. Las dos fotógrafas confrontaron sus trabajos y vieron que, desde las diferencias lógicas, había puntos de unión sobre los que ir más allá. La apuesta fue dando sus primeros pasos con una exposición inicial en Terrassa y desde ahí se ha ido componiendo el momento actual de la propuesta que se puede ver en Vitoria.
En todo ese proceso, ha sido fundamental –y lo seguirá siendo, por supuesto– el contacto con otras mujeres, algunas artistas y otras no, que son quienes han dado forma y fondo a #serlobas, mucho más que una exposición al uso.