“Ese no lo tengo ni yo”, señala Manolo Kabezabolo el CD que hemos traído para que nos lo firme. “Un incunable”, añade. Es un ejemplar de ‘Ya hera ora’, el trabajo con el que se estrenó y se dio a conocer, en 1995. La primera edición incluía varias versiones (o “aversiones”, como él las llama) que hubo que retirar de las tiendas por reclamaciones de las compañías discográficas. Junto a ellas un buen puñado de temas propios que rápidamente lo harían popular y transmitirían su leyenda. ¿Quién era ese punk desgarbado, con voz aflautada que aporreaba en solitario una guitarra desafinada y cantaba estribillos como “¿Y usted qué opina del aborto de la gallina?”. Se decía que salía a tocar los fines de semana durante los permisos que le daban en el hospital psiquiátrico en el que estaba ingresado; o que antes que cantautor punki había sido cabo del ejército… Han pasado casi cuarenta años desde entonces y buena parte de las peripecias que el artista zaragozano ha vivido (entradas y salidas del hospital, rupturas con grupos, reencuentros consigo mismo, excesos con las drogas −y con el kalimotxo− y, sobre todo, decenas de canciones) se recogen ahora en un documental titulado ‘Si aún te kedan dientes es ke no estuviste ahí’, dirigido por el oscense Alberto Andrés Lacasta.

Personal

A mediados de los 90 Manolo Kabezabolo se hizo popular gracias a canciones como ‘Un papel morao’ o ‘El aborto de la gallina’. Sus maquetas, primero, y después su disco ‘Ya hera ora’ corrían de mano en mano, a la par que su leyenda: un músico que solo salía del hospital psiquiátrico en el que estaba ingresado para dar conciertos. Pero detrás de eso había mucho más: un artista con un estilo único y una creatividad desbordante. El documental ‘Manolo Kabezabolo (si aún te kedan dientes es ke no estuviste ahí)’ nos cuenta su historia.

¿Manolo, qué ha sentido al ver el documental?

Como decía Loquillo, las emociones están a flor de piel. Al contar mis historias de la mili y del psiquiátrico siento que me he quitado un peso de encima. No puedo contar mucho más, ya lo hace el documental. Sí me gustaría decir desde aquí a la gente que he tratado mal que han sido cosas de la cabeza y no deberían tenerse en cuenta, aunque tampoco se puedan olvidar, es lo que hay.

Son casi cuarenta años de una carrera podemos decir que única, en la que siempre se ha mantenido en pie, si no era acompañado por un grupo, en solitario…

Sí, siempre he tenido esa ventaja, que podía separarme de mí mismo y luego separarme de los grupos, volver a juntarme conmigo mismo... Esa ha sido la tónica de mi carrera.

Manolo Kabezabolo y Evaristo Páramos. Andrés Lacasta

Esa faceta suya de cantautor punk es en cierto modo contradictoria, pero también original y al mismo tiempo se podría decir que es la actitud más punk que hay, el “háztelo tu mismo” total.

Bueno, se supone que el punk no es competencia, que es solidaridad, que es eso, el háztelo tú mismo, pero cuando empiezan a hacértelo otros, el management, y la banda, y la banda son cuatro o cinco, al final, ¡catapún! y entonces o sigues solo o que te acompañe otra gente. Lo que no puedes hacer es quedarte tirado en el camino.

El documental, además de la peripecia personal de Manolo Kabezabolo, es también el retrato de una época y un lugar, la Zaragoza de los 80 y los 90, y de una manera de hacer las cosas: las maquetas, la autogestión…

Sí, ahí se ve como funcionábamos, aunque yo no me enteraba de mucho, porque íbamos como íbamos, pero sí era consciente de cómo se hacían las cosas: sacábamos doscientas copias, las llevábamos a correos, donde nos decían que éramos los predecesores de internet. ¡Pues a lo mejor! 

¿Y cómo recuerda esa Zaragoza punk? 

Nos daba rabia cuando se hablaba de la movida madrileña, de Barcelona, de Bilbao... Aquí también había movida, la hicimos nosotros, y las chicas, y los chicos, los más jóvenes, cuando llegaban los más jóvenes, decían, miran los punkitos, si eran más jóvenes, mira los punkiñecos. Todavía están muchos vivos y coleando.

Una de las ilustraciones que simbolizan la enfermedad mental del cantante zaragozano en el documental. Andrés Lacasta

Pero incluso dentro de esa escena usted era un bicho raro... 

Bueno, yo siempre he dicho que creía en mis canciones, algunas me pedían que las hiciera, por ejemplo, ‘El tontolaba que llamó a la puerta’ fue una que no le gustó al que me la pidió, pues bueno, la canto yo. Otro día, en una fiesta, alguien dijo: ¿Qué habría pasado si Sid Vicious hubiera conocido el kalimotxo? ¡Pues que no se habría muerto de sobredosis! Y como yo tenía una música que no sabía qué letra meterle, le puse esa. Todavía a día de hoy muchas ideas las desarrollo así, gracias a la gente que me rodea, por eso es bueno rodearse de buena gente, o de mala, pero saber hasta dónde puedes llegar.

En su familia tampoco encajaba, con un padre militar, franquista, ¿cómo han vivido que usted fuera punk? 

Es triste, pero no se vivió. Mi padre no quiere ver el documental.

Usted fue “voluntario” al ejército. ¿Ha pensado alguna vez qué habría pasado si hubiera seguido esa inercia familiar? 

No hubiera llegado hasta aquí. Es como cuando Manolo Monzón, que fue mi mánager durante unos años, me sacaba del psiquiátrico para dar conciertos. Eso era lo que me mantenía vivo. Todos los enfermos mentales tenemos altibajos, momentos en que dejamos la medicación. Lo de fuera influye mucho, pero para funcionar uno tiene que tener la cabeza estabilizada, y yo me siento realmente yo solo cuando estoy tocando o escribiendo. 

Cartel del documental ‘Si aún te kedan dientes es ke no estuviste ahí’, dirigido por Alberto Andrés Lacasta. Andrés Lacasta

¿Y ahora en qué momento se encuentra? 

Pues, por ejemplo, venía de una mala racha, con un ingreso hace mes y medio, pero en octubre he escrito veinticinco poemas.

Esa es una de las características que Alberto Andrés, el director de ‘Si aún te kedan dientes es ke no estuviste ahí’, destaca de usted. Su capacidad creativa para mantener a lo largo de los años una obra compacta y original, algo que a menudo queda eclipsado por la leyenda o el personaje de Manolo Kabezabolo. ¿Veremos pronto algún otro trabajo suyo? 

Sí, ahora estoy haciendo canciones con mi pareja, Pilar Albiac, y hay un cambio muy satisfactorio, con letras más intimistas, y también porque hay una visión femenina que cambia la percepción. Sigo haciendo punk, pero de otra manera.

Documental

El documental sobre Manolo Kabezabolo está trufado de testimonios de artistas que muestran su admiración, cariño y respeto por el artista zaragozano, como Kutxi Romero, quien reniega de la etiqueta de loco que a menudo se cuelga a Manolo y afirma que en todas las ocasiones que ha estado con él era el más cuerdo de cuantos lo rodeaban. Algo en lo que coincide Albert Pla, quien añade, por otra parte, que si lo pensamos bien, si tenemos en cuenta lo que dice en sus canciones, en realidad Manolo no debería de estar en un psiquiátrico sino en la cárcel. Junto a ellos, Evaristo (a quien Manolo conoció por primera vez arrebatándole el micrófono en un concierto, una imagen que podemos ver en el documental), la escritora Cristina Morales, Kike Babas, Kike Turrón… o el ilustrador bilbaíno Naiel Ibarrola, que aporta a la película unas impresionantes animaciones que simbolizan los momentos de más vulnerabilidad y soledad en la enfermedad mental del cantante zaragozano.