Se acuerda Pablo Milicua de aquel momento en el que Vitoria recuperó su antiguo Depósito de Aguas y, a finales de los años 90, él era un vecino más de la calle Correría. “Ya entonces pensaba en este lugar”, un espacio ubicado en el centro cultural Montehermoso que ahora, unos cuantos años después, se encuentra repleto de obras suyas, de un despliegue de piezas de diferentes momentos vitales y creativos que se han reunido para, hasta el 1 de octubre, conformar un particular Milicua Museum.

Milicua y su museo propio y efímero

“Me gustan las exposiciones donde hay mucho que contar, en las que hay mucha obra”, dice con una sonrisa el artista y, por supuesto, su muestra es un claro ejemplo de ello. Producciones que llegan de colecciones privadas pero también de fondos como los de Artium, el Ayuntamiento de Gasteiz, Fundación Vital y el Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Milicua y su museo propio y efímero

“Entiendo la cultura como un sedimento de objetos que crear una realidad” y en este caso, Milicua Museum se presenta como un gran abanico desplegado en el que el autor se autoretrata a través del tiempo con creaciones que corresponden a su época de residencia en Vitoria pero también a momentos más recientes, incluso actuales. Siempre con la idea de “presentar aspectos de la realidad a los que, por lo general, no se les suele prestar mucha atención”.

Milicua y su museo propio y efímero

La muestra, que se inaugura esta tarde a las 19.00 horas y ayer fue presentada a los medios con la presencia de la concejal de Cultura Sonia Díaz de Corcuera, no quiere ser una retrospectiva, sino un despliegue de todo aquello que es e interesa al artista, reuniendo las piezas para conformar un museo propio y efímero, una versión aumentada de aquel Petit Milicua Museum que vio la luz a finales del siglo pasado. “No creo en el arte didáctico”, dice. Tampoco “en esas exposiciones donde todo tiene que respirar”, así que ha convertido el Depósito –“que para mí tiene un aire a catedral”– en un lugar sin huecos libres.

Milicua y su museo propio y efímero

Tres en una

Aunque la muestra termina siendo un todo, se presenta dividida en tres partes que están interrelacionadas. En Milicua Museum, que da nombre al conjunto, se plantea un autorretrato a partir de souvenirs y recuerdos que conforman la imagen del artista.

En La Estatua de Sal se presenta una selección de obras que repasa la trayectoria de Milicua, con especial atención a sus objetos escultóricos y collages pictóricos. Además se encuentra El Mar Interior, una instalación de objetos encontrados y coleccionados que construye un territorio o paisaje autobiográfico. Así lo van a poder descubrir quienes a partir de hoy acudan al espacio de lo alto de la colina.