Una experiencia artística y medioambiental. Una invitación para compartir, desde un escenario singular, una propuesta de creación. Un recorrido que apela a todos los sentidos. Se pueden intentar buscar diferentes definiciones pero la única forma de poder entender al completo qué es Jugatxi, basoaren argia es adentrarse de primera mano en este proyecto. No habrá que esperar mucho para eso.

Este viernes se produce la primera cita de una producción que se repetirá, ya en julio, los días 1, 7 y 8. Eso sí, para las dos primeras jornadas ya no queda ni un solo hueco libre. El bosque y el entorno de la ermita de Jugatxi (Jugo) ya están preparados para convertirse en un espacio escénico y artístico singular gracias a la iniciativa de Nacho Arantegui, cuya marca de la casa, por ejemplo, se ha podido disfrutar ya en tierras alavesas gracias a su colaboración con Panta Rhei en Naturaren sekretua y en Izarren hartza, que han tomado bosques como los de Murua y Armentia.

El bosque y la ermita de Jugatxi se convierten en escenario cultural

En este caso, según explican desde Trarutan Arte y Naturaleza, las personas que acudan a las sesiones –todas ellas a partir de las 21.30 horas– se adentrarán en un recorrido marcado, en primer lugar, por las intervenciones escultóricas en el bosque del propio Arantegui.

Eso sí, el creador no estará solo en esta experiencia, ya que ha involucrado a otros artistas de diferentes disciplinas para hacer realidad esta iniciativa. Es el caso de Silberius de Ura (también conocido por Neønymus), que en sus visitas a la tierras alavesas, por ejemplo al santuario de Estíbaliz, ha dejado siempre un gran sabor de boca y el cartel de completo en todas sus actividades.

“Su voz e instrumentos musicales muy peculiares tienen la capacidad de evocar tiempos ancestrales” y así lo harán también en esta ocasión. Eso sí, el intérprete y compositor contará con la participación, en la intervención que realizará en la ermita, del Coro Gambara de Zuia, dirigido para la ocasión por otro nombre de sobra conocido como el de Inma Arroyo.

Ahí no quedará la cosa porque a la apuesta de Arantegui también se sumarán dos bailarinas de la compañía Harrobi Dantza Bertikala, que tras bailar hace nada sobre la fachada de Artium, ahora llevarán a cabo una coreografía en la copa de los árboles del bosque de Jugatxi.

La experiencia tiene como hilo conductor una historia inspirada en las leyendas de la zona, “bien documentadas en los libros de Carlos Ortiz de Zárate”. Así se sustenta un proyecto financiado por los fondos Next Generation gestionados por Diputación Foral de Álava, y organizado por el Ayuntamiento de Zuia con la colaboración de la Junta Administrativa de Jugo y el diseño y dirección de Arantegui.