El escritor Adolfo Marchena ha presentado recientemente su última obra cargada de sensibilidad, Ahora que me habitas. En este trabajo, el escritor desnuda la palabra para hablar sobre la muerte, aunque más especialmente sobre la vida de su padre. “Ahora que me habitas es el deseo último de mi padre, muy poco antes de morir”, confiesa. Un deseo que tras hacerse realidad le llena de paz al escritor, según desvela en DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.

¿Cómo surgió la idea de escribir ‘Ahora que me habitas’?

No existe una idea como tal; algo que surge o se cocina en tu cabeza y le das forma y estructura hasta convertirlo en libro. Ahora que me habitas es el deseo último de mi padre, muy poco antes de morir. Siempre habíamos tonteado con la idea de escribir su biografía, pero todo quedó en el aire o mi memoria, a modo de anécdotas y pequeños fragmentos de su vida. Supongo que algo de esto se le vino a la cabeza cuando me pidió que le escribiese un libro. Esta es la verdadera idea; en realidad su último deseo que, desde ese mismo instante, se convierte para mí en objetivo.

¿De qué trata tu último trabajo?

La figura principal del libro y todos los poemas que lo ocupan, el eje sobre el que vertebra todo, es mi padre y la muerte, por supuesto, está presente. Pero lo curioso es que el dolor que uno puede esperar en un libro de estas características, en este libro no viene determinado por la propia muerte, sino por la vida de mi padre. Él es quien marca la pauta y decide el grado de dolor que, desde luego, no alcanza el de una elegía. También se puede hablar de este libro como un canto, más próximo a la esperanza que al dolor. Dicho esto, la muerte queda como fondo o atrezo y los poemas son pequeños fragmentos que reflejan su vida e incluso, en varios poemas, le habla hijo, que evidentemente es el poeta que escribe, muchas veces, a través de la piel de su padre.

¿Cuánto tiempo has trabajado en él?

Mi padre falleció un 10 de enero y los dos días siguientes los viví en un estado contemplativo donde no me apetecía nada y el tiempo pasaba sin que me importasen las horas. Al tercer día (curiosamente) comencé la escritura inaugurando uno de mis cuadernos, pues todavía escribo con bolígrafo. Durante un mes y trece días, exactamente, habité realmente en la creación, sin apenas detenerme. Y cuando terminé el poema Ahora que me habitas supe que ahí, también, concluía el libro que mi padre me pidió en su lecho de muerte. Pero el proceso de corrección llevó casi tres años y eran muy necesarios.

Siendo un homenaje a tu padre, ¿ha sido complicado escribirlo a nivel personal?

Escribirlo no me resulto nada complicado. Fue una hermosa y necesaria catarsis que, ahora lo valoro, me ayudó a superar los primeros trances del duelo. Tal vez la responsabilidad que sentía ante su último deseo provocó en mi estado de ánimo una quietud y una percepción que ayudaron a que la escritura fuese fluida y yo me sintiera, durante todo el proceso, en condiciones de escribir sin que el dolor me afectase y la obra, evidentemente, hubiese sido otra, no sé si muy diferente, pero no ésta.

Este libro no tiene partes diferenciadas, pero sí se observa en su estructura distintas fases. ¿Cuáles son estas fases?

Hay un periodo en la vida de mi padre, que no conozco muy bien, pero del que tengo constancia a través de documentos y fotografías que se refleja en el libro; es en realidad una constante. Fueron los años, siendo muy joven, que pasó en el ejército, concretamente en la aviación, como mecánico especialista. Este periodo me da pie a imaginar e incluso inventar, cómo transcurrieron aquellos años y hacer del libro también un vuelo donde, más que fases son bloques que comienzan con la muerte y cómo se produjo y así van pasando la niñez, la época del estraperlo, su relación con el hijo y un bloque muy importante, la aceptación y el descubrimiento final de que, en el fondo, lo único que les falto fue decir las cosas un poquito más altas, como ahora en el libro.

Cuenta también de manera directa las diferentes etapas de su padre; su infancia, la incomprensión, e incluso su madurez.

A través de rápidas pinceladas y, dentro del desconocimiento de tantas cosas que en aquella época nos ocultaban, no me quedó más remedio que reconstruir su historia para saber que se quedó huérfano muy joven, algo que le afectó durante toda su vida; que se alistó voluntario en el ejército en cuanto tuvo edad; que buscó constantemente un espacio vital y lo encontró cuando conoció a mi madre; que vivió en persona los trágicos sucesos del 3 de marzo y poco a poco se fue reconstruyendo de una tragedia que conoció de muy chico (quedarse huérfano), hasta que un infartó que sufrió y superó siendo muy joven todavía determinó el resto de su vida.

El azul viste a estos poemas.

Es el azul celeste de la habitación donde pasó sus últimos días, en el Hospital de Santiago. Ese lugar para mí inaccesible donde él veía correr figuras y también veía humo y como dicen los últimos versos del poema titulado Un charco cualquiera: me dijiste ver / la espuma de las olas. Ese es el azul en el que habitó mi padre en sus últimos días y donde yo buscaba, olvidándome cada vez más de la razón, ese mundo que, como digo, tan lejos me quedaba.

Adolfo Marchena, escritor. Pilar Barco

¿Qué ha sido lo más gratificante de escribir este trabajo?

Evidentemente ver el libro publicado porque es la materialización y la culminación de todo. De manera que ya me puedo sentir completamente en paz con él porque ahora sí, ahora he cumplido esa promesa que, sin pactarla, quedó suspendida en el aire cuando me pidió que le dedicase un libro.

¿Lo más complicado?

No te puedo decir una cosa concreta porque todo ha ido sucediendo poco a poco, cada cosa en su tiempo y lugar. Lo más costoso, desde luego, ha sido el proceso de corrección.

¿Cómo te organizas a la hora de escribir un libro?

Ya he comentado en qué momento comencé a escribirlo y cuando lo concluí y durante ese periodo no alteré en nada mi rutina, en el sentido de que sólo me dediqué a escribir poemas, sin pensar en nada más. Este libro es para mí, en todo, una caja de sorpresas; desde su arquitectura, que se va montando según escribo hasta esos bloques que he mencionado y que se estructuran según la temática.

¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto?

Ahora mismo no tengo uno concreto, a modo de libro, se entiende. Pero siempre tengo algún proyecto, sobre todo, pendiente o diría pendientes porque tengo la capacidad de generar más proyectos, muchos más de los que sé, abarcaré en una vida. Dicho esto, colaboro habitualmente con varias revistas donde me publican desde entrevistas, en la Revista Repoelas; relatos, en la revista venezolana Letralia o artículos literarios y también de cine y música en El Mono Gramático, de Uruguay. Y así hasta la eternidad o eso espero, antes de cansarme o de que surja algún otro contratiempo.