Durante muchos años, tanto en lo profesional como en lo vital, la relación de Néstor Sanmiguel Diest con Gasteiz fue más que estrecha, sobre todo a través de la galería Trayecto. De su mano, y entre medio también en Montehermoso, se pudo conocer de primera mano la evolución del creador zaragozano, una trayectoria creativa que, antes y después de aquella época, ha caminado por diferentes sendas, aunque casi siempre con la pintura como herramienta. “Tengo obra para hacer tres o cuatro exposiciones al mismo tiempo”, sonríe el autor, que apunta que ahora que Artium y el Reina Sofía se han llevado buena parte de sus fondos, “en el taller, de hecho, me he encontrado más cosas de las que no me acordaba, la verdad”. 

Ahí está una de las principales peculiaridades del momento artístico que vive Sanmiguel Diest. Los dos museos son sede al mismo tiempo de un proyecto curatorial construido a modo de retrospectiva o mirada lo más amplia posible a su labor creativa. Al fin y al cabo, se recorren entre Madrid y Vitoria cuatro decenios de labor e investigación, de apuesta por la pintura porque “no se me da muy bien lo de esculpir”, de juego con el trazo, la línea, el número, el garabato, el punto, de intentar servirse de todo tipo de papel para usarlo no solo como soporte si no también como expresión descontextualizada. “El mejor es siempre el que está en el buzón, el papel de la publicidad”. Ríe, pero no lo dice en broma. 

De todo ello y más se habla en estas dos muestras paralelas, centrando la mirada en el caso de Artium (bajo el título La peripecia del autómata) en lo realizado a lo largo de la década de los años 90 del siglo pasado y en las piezas más contemporáneas. Aquí, la exposición presenta cerca de 80 obras, además de una amplia selección de dibujos de sus “cuadernos de trabajo”. Además, todo el proyecto, también lo que concierne al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, se va a completar con la edición de un catálogo especial que contará con textos de Beatriz Herráez, comisaria de la propuesta y directora de Artium, y Peio Aguirre, y que recogerá una conversación entre Néstor Sanmiguel Diest y Ángel Calvo Ulloa.

Será otra forma de adentrarse en un mundo en el que hay espacio para el humor, el juego, la política, la literatura, la música... que son los mismos temas de los que se puede hablar largo y tendido con el artista zaragozano. Un creador que admite sin tapujos que esta visión de su obra en dos exposiciones paralelas “es algo raro, pero es que a Beatriz Herráez y a Manuel Borja-Villel yo ya sé que hay que cogerles con pinzas”. La sonrisa vuelve a aparecer. Lo cierto es que la directora de Artium admite que el trabajo no ha sido nada sencillo, también por el hecho de que la obra del autor no es nada fácil de reproducir. “Cuando yo empecé en esto me dijeron que hiciera todo lo contrario, que crease lo que crease, se pudiera reproducir bien. Pero es que yo siempre he ido a la contra”.

Obra escrita, pinta, rotulada, palabras, trazos, trozos, colores van sumando y dándose el relevo. “Hay veces que alguien puede mirar una obra y no darse cuenta de todo lo que hay detrás. Puedes estar dos semanas una y otra vez con la misma línea”, describe Sanmiguel Diest. El proceso cobra para él un peso de relevancia y así queda patente también en esta muestra, cuyo punto de partida es el taller que el creador tiene desde hace años en Aranda de Duero. “Tengo tanta obra que casi ni me acuerdo de algunas cosas”.

Como recuerdan desde Artium, en realidad el autor comenzó su andadura artística en colectivo, para después ya adoptar una senda individual, propia, que es la que sigue hoy en día. Un presente que no deja atrás esa profesión de patronista en una fábrica textil que le ocupó durante una época de su vida. Su obra se encuentra en las colecciones del MACBA, MNCARS, MUSAC y Artium, entre otras entidades, así como en numerosos fondos institucionales y privados. Es larga, también, la lista de exposiciones realizadas aquí y allá. Aunque ahora puede sumar estas dos en una, esta línea que, sin quererlo, ha trazado a través de sus creaciones entre Vitoria y Madrid, entre el museo vasco y el Reina Sofía. Tal vez pudiera ser inspiración para otra obra.