Los ataques terroristas del 13 de noviembre de 2015 en París saltan de la realidad a la ficción: mientras prosigue en la capital francesa su macrojuicio, una película estrenada en el Festival de Cannes, Novembre, puso su foco en la investigación policial.Novembre

El largometraje de Cédric Jimenez, proyectado fuera de competición, parte de la noche de los atentados y relata los primeros cinco días de pesquisas, en los que la subdirección antiterrorista de la Policía, según dijo ayer el director, iba a la caza de un enemigo del que no conocía ni la identidad ni el rostro.

La oleada mortífera de ese día, con 130 muertos, comenzó en el Estadio de Francia, donde tres kamikazes se suicidaron con chalecos explosivos poco después del inicio de un partido amistoso entre las selecciones de Alemania y Francia y provocaron la muerte de una persona. Otro comando islamista les tomó el relevo en el centro de París disparando contra varios bares y terrazas y sembrando un caos que alcanzó el infierno en la sala de conciertos Bataclan, donde actuaba el grupo estadounidense Eagles of Death Metal y fueron asesinadas 90 personas.

Jimenez (Marsella, 1976) pone a Jean Dujardin y a Sandrine Kiberlain al frente de la división antiterrorista encargada de encontrar a sus autores y finaliza su relato con el asalto policial en un piso de Saint-Denis, a las afueras de París, en el que fueron abatidos el considerado el cerebro de esos ataques, Abdelhamid Abaaoud, y un cómplice. “Quise adoptar un enfoque humilde y hacer un retrato sobrio”, indicó ayer el director en rueda de prensa, donde apuntó que se ha inspirado en los protagonistas reales cambiando lo suficiente para que no resultaran reconocidos.

Con esta cinta vuelve a Cannes tras haber presentado en 2021 también fuera de competición BAC Nord, centrada a su vez en tres detectives de la unidad contra el crimen de Marsella y que la extrema derecha de Francia utilizó a su favor al verlo como una muestra de los problemas de seguridad del país.

Según Jimenez, el trabajo de los agentes antiterroristas en esa primera semana trepidante no tenía margen de error, porque eso hubiera significado la posibilidad de que se cometieran nuevos atentados. “Su responsabilidad fue aplastante y todos salen tocados. No queríamos convertirlos en héroes, porque en algo así no hay ganadores”, dijo el cineasta, que en la cinta no se sale del punto de vista de los investigadores y en su preparación no habló con víctimas para no ahondar en su dolor.

Para Dujardin, que en 2011 se llevó el premio en Cannes a la mejor interpretación masculina por The Artist, filme que también le hizo ganar un Óscar, lo más importante era ser lo más fieles posibles a la realidad. “Esa gente no fueron héroes, pero lo que hicieron fue heroico”, añadió sobre el colectivo al que encarna, de quien recibió consejos sobre cómo actuar.

El actor, de 49 años, ganó fama internacional con The artist, pero atesora una larga carrera iniciada en televisión en los 90. “Siempre he alternado comedias y películas un poco más serias. Es mi trabajo. Intento que haya emociones nuevas cada vez y hacer las películas que me gustaría ver como espectador. Prefiero hacer una película como esta que una mala comedia un poco embarazosa”, dijo.

Para Kiberlain, el resultado final no esconde el caos y el estrés al que se vio sometida la división antiterrorista: “No quisimos hacer trampas. Se ven los errores que hubo, pero también su vocación e implicación”.