- La unión de la guitarra de Josemi Carmona, el contrabajo de Javier Colina y la percusión de Bandolero confluyó en 2016 en uno de los álbumes de música instrumental más vendidos de los últimos años; ahora, esa alianza escribe su tercer capítulo, ávidos sus autores de defender esta forma de expresión.

“En España hay falta de cultura musical. Hay que escuchar más música instrumental y melodías más complejas de lo que se vende. Hay sitios en el mundo en los que hay más ganas de ello y eso pese al nivel de cultura que nosotros le hemos regalado al mundo”, lamenta quien fuera miembro de Ketama. Él lleva la voz cantante en la entrevista, aunque solo sea de forma figurada, pues en Vida, su nuevo trabajo conjunto, 8 de los 9 cortes carecen de palabras.

“Para mí es la base de todas las músicas de hoy. Y pienso que se puede hacer esta música y ser como un cantaor. Josemi toca una melodía como un cantante, igual que Javier, que interpreta la voz de una manera muy rica con su contrabajo”, afirma José Manuel Ruiz Motos, alias Bandolero.

Todo empezó con un encuentro a las puertas del Café Central de Madrid, al que Carmona acudió para disfruta de un concierto de Colina. Este le lanzó el envite de grabar juntos, un sueño que les había rondado en cada encuentro. “Encantado”, respondió el guitarrista.

“Y empezó una historia que ha sido más larga de lo que pensábamos”, subraya Carmona, consciente de que muchas bandas formalizadas como tales duran menos años juntas.

El resultado de unir sus talentos y el de Bandolero se tituló De cerca (2016), que les llevó a ofrecer 70 conciertos en 14 países diferentes, de EEUU a Senegal. De uno de ellos surgió su segundo disco, De cerca, en directo desde el Café Berlín (2017), en el que participaron invitados como Santiago Auserón o Pedro Guerra.

Colina concede que “el contrabajo era un instrumento inusual para el flamenco”, pero “cuando existe la admiración, todo fluye de manera natural y la música empastó a la primera”, añade Bandolero.

Como abanderados del flamenco jazz más sofisticado, presentan ahora Vida con piezas populares de raíz latinoamericana y composiciones flamencas creadas por Carmona, entre tangos y fandangos de Huelva.

“El fin es el mismo, pero después de un camino y un conocimiento por todo lo aprendido. El punto en común es que, más allá de ser tres instrumentistas, usamos nuestros instrumentos para encontrar la emoción en las personas. Buscamos emoción, que es lo que es la música”, destaca Carmona.

La pauta para elegir este repertorio, en el que aparecen cortes como Cantiga, Loro o Mar de dudas, fue “que combinaran bien unas con otras”. Eso incluye piezas aparentemente ajenas al ámbito del flamenco, como una versión de Moon River con la colaboración de Farruquito y otra del clásico irlandés Danny Boy que asumieron a partir de la reinterpretación de Bill Evans. Solo una voz se cuela al final de todo el repertorio, la de Rozalén en el corte Juramento, con la que coincidieron igualmente tras un concierto en una sala de Madrid.

El título del álbum, Vida, tiene mucho que ver con el agradecimiento del presente. “Yo tuve un momento personal de enfermedad y en general venimos de una época oscura para el mundo, por eso hay que darse cuenta de lo importante y valiosa que es la vida y lo poco que apreciamos los momentos”, reivindica Carmona.