Las previsiones meteorológicas apuntaban a que este Sant Jordi sería pasado por agua. Sin embargo, se confiaba en el milagro del Día del Libro, en un año con muchas ganas de normalidad, después de dos de pandemia de coronavirus, pero al mediodía, en apenas unos segundos, ha llegado una tormenta de granizo en Barcelona que todo lo ha trastornado.
Si la ceremonia de los Oscar de este año será recordada por el bofetón de Will Smith al cómico Chris Rock, el Sant Jordi de 2022 pasará a la posteridad como el del temporal de la una en Barcelona, ensañándose con escritores, carpas y libros, con ciertos momentos de caos, a pesar de que cuando ha escampado, al cabo de un rato, la multitud ha vuelto a ocupar las calles del centro de la ciudad, convertidas en una "supermanzana literaria" peatonal.
"La gente es maravillosa", proclamaba el periodista Carles Porta, firmando bajo el granizo, con centenares de personas haciendo cola, sin prácticamente moverse, mientras Julia Navarro, que ha tenido que cambiarse de arriba a abajo, igual que Porta, señalaba que había tantas ganas de fiesta que ni la lluvia caída ha podido con esta "jornada tan emocionante".
Eduardo Mendoza querría que fuera Sant Jordi cada día; el gerundense Rafel Nadal, uno de los autores con más lectores en Cataluña, sentenciaba que es la "fiesta de la vida" y el editor Joan Sala, al frente de Comanegra, aseveraba que, a pesar del agua, está siendo un día "espectacular".
Igual que han hecho otros escritores que se encontraban este mediodía en el Passeig de Gràcia, epicentro de la Diada, ha resaltado que "ha sido brillante el momento en el que ha dejado de llover y toda la gente que se encontraba en ese momento en la calle ha empezado a aplaudir".
También es cierto que, un poco más tarde, cinco personas han resultado heridas leves al ceder varias carpas instaladas en esta vía, como consecuencia del fuerte viento y la granizada caída.
Entre la decena de carpas afectadas destacan las de la editorial Raig Verd, que tendrá que tirar doce metros de libros, totalmente dañados por el agua, y las de La Central y Abacus, que han tenido que suspender las firmas de autores.
Con todo, solo puede pasar por Sant Jordi, la desapacibilidad climática no impide que bajo los paraguas hubiera gente sonriendo y tampoco era raro encontrar, resguardados bajo un balcón o en una esquina del Eixample, a una pareja de jóvenes en apasionado beso.
Al no ser laborable, también ha sido un día, especialmente a primeras horas de la mañana, de familias paseando a sus pequeños en sus cochecitos o a personas con sus mascotas, algunas de ellas inmortalizadas junto a los escritores favoritos de sus amos, como le ha ocurrido a Rosa Montero con una de sus lectoras.
Gente venida de todas partes de Cataluña, e incluso de otros lugares como Mallorca, no se ha querido perder la jornada en Barcelona, con doce espacios en siete distritos diferentes, y especialmente en la zona de Passeig de Gràcia, donde no había ni un hueco en las cafeterías.
En medio de estas aglomeraciones, la pareja formada por Derek y Kelly, dos turistas de Rhode Island (Estados Unidos) no entendían nada, según han confesado a Efe, desconociendo que este sábado se celebraba esta fiesta en Barcelona.
Sin embargo, ambos estaban "alucinados" y encantados con lo que veían. Sólo han lamentado que seguramente no habría muchos libros en inglés, aunque Derek sí ha dicho que iría en busca de una rosa para Kelly.
Ni el agua ha impedido que un 23 de abril más, los ciudadanos hayan hecho suyas las calles de toda Cataluña y hayan paseado, incluso bajo la lluvia, con un libro y una rosa en sus manos.
Por la tarde, con todo el sector del libro mirando más al cielo que a la tierra, han continuado las colas con la mayoría de las personas sin mascarilla ante todo tipo de autores.
En una jornada tan participativa, tampoco es de extrañar que a las seis de la tarde, YoSoyPlex, un joven youtuber de diecinueve años, que empezó a subir sus vídeos a YouTube en 2018 tuviera una cola en una caseta del centro comercial de Las Arenas que daba la vuelta a la antigua plaza de toros, con centenares de seguidores acompañados por sus progenitores.
Ya sin lluvia en Barcelona y en otras ciudades, las calles han continuado llenas en este primer Sant Jordi sin mascarillas después de dos años, que finalizará, como ya es tradicional, conociendo a los autores que encabezarán las listas de los libros más vendidos, aunque estos apenas representen el 5 por ciento del total facturado en la jornada.