Son muchas y variadas las temáticas que en estos años ha propuesto la Asociación de Productores Audiovisuales Independientes de Álava, Apika, en su programa de conferencias abiertas al público y a los profesionales del sector, pero esta vez la mirada se centra en un aspecto que hasta ahora no se había tocado, el de la crítica cinematográfica. A esto se le va a poner remedio este mismo lunes 11 de la mano de una firma referencial durante los últimos cuatro decenios. Juan Zapater será el encargado de tomar la palabra en un acto que arrancará a las 19.00 horas en Vital Fundazioa Kulturunea (Dendaraba). El acceso será gratuito y también se podrá seguir la charla en streaming a través de la web de la agrupación.

Es imposible resumir en pocas líneas la amplia trayectoria profesional que dentro del campo de la cultura y el periodismo viene desarrollando quien, por cierto, cada semana comparte sus críticas cinematográficas con quienes leen DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. Ese bagaje servirá para cimentar una conferencia “en la que espero poder transmitir de primera mano en qué consiste de verdad el ejercicio de la crítica cinematográfica. Un crítico no es si no un espectador que hace del ejercicio de la visión su actividad habitual”, una persona que ofrece “una reflexión que intenta aportar luz” en torno a la lectura de una película, de un texto artístico.

Además, en el encuentro, que cuenta con la colaboración de la Diputación y de Fundación Vital, “me gustaría que se entendiese que el ejercicio de la crítica es también un trabajo de autoconocimiento”. Así lo explica quien tiene claro que “en estos momentos, el papel de la crítica cultural es un ejercicio de resistencia. Es cada vez más una manera de mantenerse contra viento y marea. En otros territorios, como es el terreno de las artes plásticas, ya casi no se hace crítica. Los medios de comunicación han abandonado unos capítulos que antes eran fundamentales. Es una pena”.

Cuando él comenzó, dice con una sonrisa, “lo que es la técnica de la reproducción de un periódico era, en lo fundamental, casi la misma que desarrolló Gutenberg hace 500 años. De eso a lo que pasa ahora, la transformación ha sido radical. Si esto ha pasado en las formas, también en los fondos” tanto del periodismo como del cine. “En estos tiempos hay algo preocupante para el ejercicio de la crítica que es la inmediatez. Eso no pasaba antes. Antes las películas perduraban en el tiempo y en el espacio mucho más. Ahora, prácticamente, una producción estrenada la semana pasada, hoy ya casi está olvidada. Nos vemos abocados a consumir lo nuevo, lo nuevo, lo nuevo, en un ejercicio que es muy abrumador. Eso impide también que las cosas dejen su poso. No hay nada más saludable que volver a ver dos, tres o cuatro veces películas que ya hemos visto. Así apreciamos cosas que en el primer visionado ni siquiera tuvimos en cuenta. En los festivales ves una película y a las dos horas ya estás haciendo una valoración. Eso es un ejercicio muy arriesgado ya que la crítica se termina haciendo desde la emoción y desde la intuición, más que desde la reflexión y el poso que permanece”.

Con todo, la labor no se detiene. También a través de su espacio virtual Ghost in the blog.Ghost in the blog “Sé que hay cantidad de personas que leen lo que escribo no solo en el momento en el que se publica la crítica en el periódico sino también después, cuando van a ver la película o acceden a ella través de la televisión o de la plataforma que sea. Acuden, leen y confrontan y muchas veces eso les sirve para darles algo más de referencia. Prefiero aportar elementos de juicio y de reflexión, y encontrar menos coincidencias estéticas. Si quien me lee está de acuerdo, me parece muy bien, pero prefiero estimularle y aportarle algo más que solamente la complicidad de que estamos de acuerdo. Estar de acuerdo, a veces es muy aburrido”.

Apunta, en contra de lo que a veces se piensa en torno a quienes practican su profesión, que “cuando voy a ver una película, acudo con la ilusión y la esperanza de que me guste mucho. Y que, a ser posible, sea la mejor película de las que he podido ver. Es mucho más interesante hablar de producciones que realmente te aportan cosas, que te hacen pensar y que te pellizcan por dentro que de aquellas películas que no te interesan”. Eso sí, muestra su beligerancia con aquellos filmes “que entiendo que hacen trampas desde el punto de vista de la producción o del planteamiento ético. Me enfadan esas películas que utilizan temáticas sociales y en nombre de eso se olvidan de hacer una buena propuesta cinematográfica. Una cosa es que estemos de acuerdo con la denuncia, por ejemplo, de la violencia machista y otra que la película en cuestión sea una mierda. Si vas a hacer una denuncia, hazlo con el mejor cine posible”.

“En estos momentos, el papel de la crítica cultural es un ejercicio de resistencia”“Siempre acudo con la ilusión y la esperanza de que me guste mucho lo que voy a ver”

JUAN ZAPATERPeriodista y crítico de cine

JUAN ZAPATERPeriodista y crítico de cine

Cuestionado sobre si en esta sociedad de la imagen falta educación en torno a lo audiovisual, Zapater distingue dos campos. “Somos parte de intelecto, de reflexión, de raciocinio, y parte de emoción, de sentimiento. Desde el punto de vista emocional es curioso porque nadie nos enseña pero aprendemos a leer las imágenes. De hecho, un niño de 5 o 6 años automáticamente se defiende con los medios tecnológicos del presente con una soltura de la que su abuelo, por ejemplo, es incapaz. Pero sí es verdad que la inmediatez nos ha impedido el otro ejercicio, el de la reflexión, el del intelecto, el de la comparación. Y ahí sí que creo que somos más analfabetos que nunca. Probablemente hace 30 o 40 años había más gente que veía las películas con más capacidad de profundidad de la que tenemos ahora”.

En este sentido, recuerda que cuando aparecieron los soportes digitales, “se pasó de decir ya he visto tal película a ya he visto tal películaya tengo tal película. No se va a ningún lado si en una biblioteca de casa se tienen muchos libros que nunca se han abierto. Sucede lo mismo en este plano. “Las películas hay que verlas y más de una vez, sobre todo si son buenas”. El simple hecho de tener, de guardar, de decir que se tiene acceso a algo, no tiene sentido, en un contexto en el que “se fomenta menos la reflexión y más el consumo, y eso nos hace más influenciables y menos inteligentes”.

Dice tener “todo el respeto del mundo” por quien pone toda su capacidad, esfuerzo y entusiasmo por levantar una producción, pero también señala que es bueno mantener las distancias. “Con la inmensa mayoría de la gente que hace cine y que conozco tengo una relación positiva, pero no de complicidad, ni frecuento mucho la cercanía de los profesionales. Cada uno tenemos que estar en nuestro lugar. El amiguismo o el compadreo te coloca en un brete”. Mirando a su contexto más cercano, describe que “en el contexto de Euskadi hay un nivel importante e interesante”, pero también señala que, en general, se está en un momento de cambio en cuanto al acceso a los contenidos audiovisuales, y que habrá que ver cómo evoluciona esta importante cuestión.