- El Museo Thyssen de Madrid revisa siete siglos de ilusiones ópticas, desde los maestros antiguos a los grafitis más actuales, en Hiperreal el arte del trampantojo, una exposición que desentraña las claves de los artistas para engañar el ojo del espectador. La habilidad para hacer pasar lo pintado por real tiene una larga tradición en las artes visuales, según se puede comprobar en las más de cien obras reunidas en esta exposición, abierta hasta el 22 de mayo.
De las increíbles figuras humanas de Giuseppe Arcimboldo al puzle de imágenes en tres dimensiones de Isidro Blasco hay siete siglos de diferencia, pero ambas tratan de transgredir las leyes de la óptica y la perspectiva.
“El objetivo era poner en evidencia la vitalidad de un tema, el trampantojo, que ha tenido un gran desarrollo en la historia del arte y llega hasta nuestros días”, explicó ayer Mar Borovía, comisaria de la exposición, durante su presentación.
Los primeros ejemplos se conocen a través de textos literarios griegos, aunque no fue hasta el Renacimiento y Barroco cuando estuvo en pleno auge; en el Romanticismo su popularidad decayó, pero nunca desapareció de la escena artística.
Los comisarios han ideado una exposición agrupada en temas, de modo transversal, lo que les ha dado “flexibilidad” para combinar autores de distinta época y ver el distinto tratamiento del trampantojos con siete siglos de diferencia. “El trampantojo es fácil de comprender por todos los públicos”, señaló Borovia.
El bodegón es “género por excelencia del trampantojo” pero es el juego con los marcos, los límites y los márgenes uno de los recursos más usados en el género.
En todas las salas que conforman la muestra se puede encontrar artistas contemporáneos en junto a autores antiguos, lo que “permite mirar de otra manera las pinturas antiguas”. En las últimas dos salas predomina el trampantojo más contemporáneo, con ejemplos de Dalí, pero sobre todo de autores estadounidenses.