La colaboración entre Misiones Diocesanas Vascas y la Diputación Foral de Álava ha posibilitado la publicación de un libro escrito por el que fuera misionero, párroco de Kuartango y actualmente promotor de desarrollo en Ecuador, Juan Ramón Etxebarria, dedicado a otro misionero, persona muy comprometida a través de su arte de murales y vitrales, con las comunidades a las que dedicó su vida.
El libro Ecuador-Urkiola. La cara oculta de la belleza recoge la vida y obra de Peli Romarategui que acaba de cumplir cien años, además en su ciudad natal pues se encuentra en la residencia diocesana del Seminario. Se trata de un recorrido por su trabajo, por las más de 180 obras en vidrio, madera y mármol que ha ido desarrollando por Ecuador, Gasteiz y el Santuario de Urkiola. Todas se mantienen, excepto una en Pedregales, que destruyó un terrible terremoto y que gracias a las gentes del lugar y amigos del valle de Kuartango se pudo recrear a través de un trabajo que llevó a cabo Pablo Mora.
Etxebarria ha dicho hoy en la presentación de la obra que este libro aspira a "rescatar y socializar" la intensa vida y prolífica obra de Peli Romarategui. "Una vida y obra unidas siempre por una firme voluntad de dignificar a las personas más humildes y darles el protagonismo que merecen. Las imágenes de este libro sugieren que resulta posible construir la justicia y plasmar la belleza".
Romarategui, vitoriano, fue botones de hotel, recadista y ebanista en la Carpintería Aguirre. En 1955 dio la vuelta a sus proyectos y decidió ejercer como misionero seglar en Ecuador. Allí vivió y trabajó en Ventanas, Ambato y Bahía de Caráquez y otras localidades realizando todo tipo de labores, hasta que el Grupo Misionero Vasco descubrió sus capacidades para embellecer las iglesias que estaban construyendo y poner en valor, de esta forma, la dignidad de la gente humilde de este país sudamericano. Aquel fue el punto de partida de su obra.
Después, como remate, tras estar tres décadas en Ecuador a finales de los años 80 regresó al País Vasco y se estableció en la residencia del Santuario de Urkiola, que acoge algunas de sus últimas obras como el gran mural de la fachada o pared central de 170 metros cuadrados de superficie e integrado por 850.000 teselas, otro mosaico más pequeño en la capilla y diferentes vidrieras del edificio.
El libro que ahora ha escrito Etxebarria es el segundo sobre este artista y supone un amplio resumen al trabajo que ha desarrollado entre Ecuador y Urkiola.