- Con un escueto comunicado, la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin anunciaron ayer el final de sus casi 25 años de matrimonio. Ambos decidieron “de común acuerdo, interrumpir su relación matrimonial”. Una frase en términos similares a la empleada para dar cuenta de otra ruptura real, la de la infanta Elena y Jaime de Marichalar en noviembre de 2007, cuando se habló de “cese temporal de su convivencia matrimonial”.
“De común acuerdo, hemos decidido interrumpir nuestra relación matrimonial. El compromiso con nuestros hijos permanece intacto. Dado que es una decisión de ámbito privado, pedimos el máximo respeto a todos los que nos rodean. Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin”, reza el texto del comunicado en el que formalizan su decisión cinco días después de las polémicas instantáneas publicadas por Lecturas.
Los ex duques de Palma no dieron más detalles sobre los términos de su separación, que ha venido propiciada por las fotografías publicadas el pasado miércoles en las que se veía a Urdangarin paseando de la mano con la gasteiztarra Ainhoa Armentia, compañera de trabajo en un bufete de la capital vasca. Las imágenes fueron tomadas el pasado 11 de enero en una playa de Hossegor, cerca de Bidart, donde la familia Urdangarin tiene una residencia de verano.
La última vez en que se le vio junto a la infanta Cristina fue a finales de año en la estación de esquí de Baqueira (Lleida), donde pasaron unos días junto a sus hijos.
La hija de Juan Carlos I y doña Sofía y el ex jugador de balonmano se casaron el 4 de octubre de 1997 en Barcelona tras conocerse en las Olimpiadas de Atlanta.
El matrimonio tuvo su primer hijo en 1999, Juan Valentín, al que siguieron otros tres más: Pablo Nicolás (2000), Miguel (2002) e Irene (2005).
En los años siguientes, Cristina compaginó sus actos en representación de Zarzuela con su trabajo en la Fundación La Caixa, para la que sigue trabajando en la actualidad.
En abril de 2009, la familia anuncia que traslada su residencia a Washington después de que Urdangarin fuera nombrado consejero internacional de Telefónica, lo que obligó a la infanta a abandonar temporalmente el puesto en la Fundación la Caixa.
A finales de 2011, Urdangarin es imputado en una pieza separada del ‘caso Palma Arena’, comenzando así todo un calvario judicial en el que también se vio inmersa Cristina por su relación tanto con la sociedad Aizoon como con el Instituto Nóos.
La infanta fue imputada como cooperadora en dos delitos fiscales cometidos por su marido pero fue exculpada del de blanqueo.
En medio de este proceso, la familia se había trasladado en 2012 de vuelta a Barcelona y en septiembre de 2013 Cristina se instala con sus hijos en Ginebra, donde la destina la Fundación La Caixa.
Durante el juicio de Nóos, la infanta se escudó en su confianza en su marido y en su desconocimiento sobre las gestiones que este llevaba a cabo. Finalmente, solo fue condenada a una multa de más de 265.000 euros como responsable a título lucrativo.
Por su parte, Urdangarin fue condenado a seis años y 3 meses de cárcel y multa de 512.553 euros por delitos de prevaricación, malversación, fraude, tráfico de influencia y dos delitos fiscales relacionados con la actividad de la citada entidad sin ánimo de lucro. Posteriormente, la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo rebajaría la condena hasta los 5 años y 10 meses.
Urdangarin ingresó el 18 de junio de 2017 en la prisión de mujeres de Brieva (Ávila), donde le habilitaron un módulo especial. En enero de 2021 , tras obtener el tercer grado, Urdangarin recibió autorización para cumplir el resto de condena en semilibertad en la prisión de Zaballa, a la que llegó en marzo de 2021. Inicialmente tenía que dormir de lunes a jueves en la cárcel, mientras que por el día podría trabajar en el bufete de abogados Imaz & Asociados, en Gasteiz, donde pasaría los fines de semana en casa de su madre, Claire Libaert.
El pasado junio, el hasta ahora marido de la infanta Cristina logró el permiso para pernoctar ya fuera de prisión todos los días de la semana. Desde entonces, la familia se ha reunido en varias ocasiones en Gasteiz, la última vez en Navidad, cuando la infanta viajó desde Suiza, donde sigue residiendo junto a su hija Irene.
Ahora, tras la publicación de las imágenes de Urdangarin junto a su compañera de trabajo, la pareja pasa página a una relación marcada por la corrupción de Nóos, la ambición desmedida y las presuntas infidelidades del exdeportista.