- Casi dos décadas después de convertirse en la primera (y única) mujer de color en ganar el Oscar a la Mejor Actriz y, tras una carrera llena de altibajos, Halle Berry debuta en la dirección con la película Bruised (Herida), que también protagoniza, metiéndose en la piel de su protagonista, una campeona de artes marciales mixtas venida a menos que decide volver al ring. Una mujer, Jackie Justice, que ha sufrido duros golpes pero que está más dispuesta que nunca a golpear, ya que, como la propia actriz (Estados Unidos, 1966) es una luchadora nata, según cuenta a Efe en una entrevista. Berry ha elegido para su debut en la dirección -la cinta se estrena hoy a nivel mundial en Netflix- una historia de redención y segundas oportunidades, una historia de una mujer irrompible que de algún modo habla de ella y con la que pretende arrojar luz sobre temas incómodos como la violencia contra las mujeres.
¿Cuánto de Jackie la luchadora hay dentro de usted?
-Mucho. Probablemente por eso me incliné hacia una historia como esta. Recibí consejos de algunos directores que admiro mucho y me dijeron que para mi debut tenía que elegir un tema que amara y conociera. Entonces, diría que mucho de mí está en esta luchadora.
¿Se considera una luchadora nata?
-Sí, he estado luchando toda mi vida. Como mujer de color, he estado luchando por ser escuchada, por ser vista, por la igualdad, por encontrar un lugar en una industria que, hace 30 años, cuando comencé, realmente no tenía lugar para mí. Ha cambiado ahora, afortunadamente, para las mujeres y las personas de color, pero cuando comencé era un tipo de pelea diferente, así que estoy muy acostumbrada a pelear y trabajar duro, a que me digan que no, a pasar y encontrar otra manera. Estoy acostumbrada a no rendirme y ser tenaz.
¿La experiencia de dirigir le ha sorprendido?
-Fue lo que esperaba, muy duro. Sabía que iba a ser difícil, especialmente porque también estaba actuando, así que mis días fueron extremadamente largos con mi entrenamiento y luego tener que hacer de directora en lugar de simplemente preparar el papel como siempre. Fue un desafío.
La película trata el tema de la violencia y abuso contra las mujeres. ¿Pueden aprender algo quienes la están sufriendo?
-Probablemente puedan ver su historia reflejada. Creo que la salud mental, el abuso y la violencia doméstica son temas de los que la gente realmente no quiere hablar nunca, pero es real y ocurre en tantas comunidades y familias... Yo he trabajado para refugios de violencia doméstica durante más de veinte años, así que sé que es real. Yo lo veo. Crecí con eso. Entonces, para mí, la película trataba de iluminar un lugar oscuro del que no queremos hablar.
Se animó a dirigir porque no encontró un director que compartiera su visión. ¿Cuál es?
-Esa visión era ser dura y no alejarse de la realidad, de la condición humana. Quería traer verdad y autenticidad a la historia y mostrar un mundo que puede ser difícil de experimentar, pero también con suerte ayudar al espectador a preguntarse “¿cómo debe de ser vivir eso? Si me cuesta verlo en pantalla, ¿Cómo sería vivir esa situación?” Algunas personas que conocí no querían ir en esa dirección, tenían miedo, no querían llevar ese aspecto de la historia a la pantalla, pero eso era muy importante para mí, darle luz de esta manera.
La historia de Jackie es también la historia de una madre que abandona a su hijo. ¿Quería llevar las ‘malas madres’ a la pantalla?
-No la veo como una mala madre, ni siquiera al principio. No era una mala persona, solo estaba dañada y quebrada. Tenemos que aprender a tener compasión por el sufrimiento de la gente y no juzgarla. Sí, no es algo que las mujeres hagan tradicionalmente, pero en esta historia tuve que explicar por qué una mujer haría eso y cuando lo entiendes y te das cuenta de lo rota que está, puedes entender por qué abandona a ese niño considerando la infancia que tuvo. El objetivo es encontrar compasión por esta gente y no juzgarlos y decir “eres una mala madre”. Esta gente está rota, está fracturada, está haciéndolo lo mejor que puede. Luchan por sobrevivir y encontrar la redención, el perdón, y de eso se trata la vida. Todos intentamos sobrevivir y buscar el perdón por algo. Nadie es perfecto, ¿verdad?
“Como mujer de color, he luchado por ser escuchada, por la igualdad, por un lugar en una industria que, hace 30 años, no tenía lugar para mí”
“He trabajado para refugios de violencia doméstica durante más de veinte años, así que sé que es real. Yo lo veo. Crecí con eso”