Una editorial montó un concurso de relatos. Una de las condiciones pasaba por tener uno publicado en Internet. Así que Victoria Gastón Prada dio el paso. En realidad, del certamen no volvió a saber nada, pero se encontró con que en su perfil de Facebook, el cuento enganchó. Así que hizo otro. Y otro. Y otro.
Los fue dando a conocer a razón de uno cada jueves desde mayo del año pasado. "En agosto me tomé un respiro", sonríe. Hubo quien le dijo que gracias a sus textos había vuelto a leer. "Ahí pensé que todo esto merecía la pena". Pero, sobre todo, fueron muchas las voces virtuales que le reclamaron un libro. Tantas que hoy, El ladrón de veletas y otros relatos.
Este jueves a las 19.00 horas en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa, la autora compartirá con los presentes varios de los entresijos y claves de las 34 historias que dan forma y diversos fondos a su primera publicación, una obra que viene prologada por Patxi Martínez de Marigorta Guzmán.
"Nunca pensé que iba a escribir un libro, y menos que lo iba a publicar". Ahora, solo espera que quien se asome a estas páginas "se lo pase bien, se entretenga, disfrute con alguna de las historias", relatos distintos entre sí. Tanto que incluso "se han puesto en orden dentro del libro como a ellos les ha dado la gana". Aún así, hay algún hilo que les atraviesa más allá de que su autora sea la misma.
El más evidente es la comarca de Sanabria. La escritora, nacida en Agurain, pasó allí su infancia. Más en concreto, en la localidad de Trefacio. Es "el escenario que marca de alguna forma los cuentos", una zona ubicada en Zamora, justo entre Galicia, Portugal y León. Esa cercanía se nota en lo escrito. "En mis cuentos, de vez en cuando aparece, por ejemplo, la Santa Compaña porque no entiende mucho de fronteras". Es este lugar el que deja su sello. El paisaje está siempre presente. El agua del río discurre por varias historias. Relatos que están en la frontera entre lo real y lo mágico, entre lo posible y lo imposible.
A partir de ahí, los lectores se encontrarán con cuentos "muy diferentes", historias inventadas o que tienen sus raíces, por ejemplo, en la abuela de la escritora, una mujer que contaba cuentos "aunque cada vez cambiaba cosas". En este sentido, Gastón Prada subraya una de las bases que se encuentra en la realización de este libro, su objetivo de recuperar y poner en valor la cultura de los pueblos, sobre todo esa huella de tradición oral tan propia.
"Con la pandemia empecé a reflexionar más en profundidad en el hecho de que se estaba muriendo toda esa gente que nos sirve de vínculo con una época que parece muy lejana en cuanto a costumbres y usos, pero que en el tiempo es cercana, la época de nuestros abuelos. Ahora todo es tan rápido que nos estamos olvidando de todo eso".
De ahí también el proyecto que ahora mismo está desarrollando, llevando a cabo relatos sobre la migración de quienes fueron a buscar su futuro desde aquí al otro lado del Atlántico.
Las veletas vitorianas
Ahora, eso sí, reclama la atención El ladrón de veletas y otros relatos, donde, por cierto, el título hace referencia al final de la publicación. "Es el cuento más diferente de todos. Tiene su propia historia porque un día, paseando por Vitoria y mirando tejados, descubrí que no había veletas. Solo quedan antenas horribles de televisión. Claro, vamos totalmente desnortados porque no sabemos por dónde nos da el aire. Pensé que alguien había robado las veletas y a partir de ahí empecé a trabajar el relato. Lo curioso es que ahora mucha de la gente que me conoce va buscando veletas por ahí y me mandan fotos".
Tal vez las reciba también de esa Sanabria tan presente en su primer libro. De zonas como esta comarca donde, sobre todo en los meses de invierno, la vida humana parece desaparecer por completo. "No se está haciendo nada para darle la vuelta a esta situación. La gente joven se marcha porque no hay alternativas posibles", más allá de que hoy, donde ella pasó su infancia, el turismo, aunque sea de manera estacional, esté "tirando mucho".
La Casa de Cultura Ignacio Aldecoa va a ser el escenario para la puesta de largo de la publicación editada por el proyecto alavés El Nimbo
El paisaje de la comarca de Sanabria, donde la autora de Agurain pasó su infancia, es el que marca 34 cuentos que poco tienen en común entre sí