"El público respondió muy bien, aplaudió mucho e incluso se escucharon algunos ¡bravo!, así que hemos vuelto encantadas". Arantzazu Susunaga conoce bien lo que es pisar escenarios internacionales. En su camino profesional como bailarina demostró su calidad artística en una larga lista de ellos, una experiencia que desde hace ya unos años y en su faz de profesora traslada a las nuevas generaciones que se forman en el Conservatorio Municipal de Danza José Uruñuela. De ella, además, han nacido las dos coreografías que el centro gasteiztarra, como invitado de honor, ha presentado en la gala Estrellas de San Petersburgo que la semana pasada puso el broche al Festival de Artes Sin Fronteras, una actuación llevada a cabo en el Alexandrinsky, el teatro nacional más antiguo de Rusia.
Sobre sus tablas estuvieron Alba Hermoso de Mendoza Tardienta, Jenobeba Julia Oiartzabal Gomes, Daniela Pérez García, Leire Sánchez Agudo, Nawal Boteffah Benaisa, Haizea López Caballero e Izabel Middlebrook Mateos, que dieron vida a las piezas Reminiscence y Les folies. Ha sido la tercera vez que el conservatorio dependiente del Ayuntamiento de Vitoria ha acudido a la ciudad rusa para actuar desde que en 2015 se empezase a cimentar un encuentro que está dando muy buenos resultados, gracias también a la implicación y el trabajo de Olga Romashchenko, presidenta de la asociación Arte Sin Fronteras.
De hecho, el de Vitoria es el único centro educativo de Euskadi y de España que ha sido invitado a tomar parte en esta gala. "Eso ya de por sí nos pone en valor como conservatorio de danza clásica", resalta su directora, Ainhoa Arenaza. Pero es que además, como ella misma subraya, "desde 2015 estamos creando entre las dos ciudades unos lazos de unión a nivel cultural que son muy importantes". Unos puntos de encuentro que se ejemplifican en las actuaciones llevadas a cabo allí, pero también en las propuestas realizadas aquí, desde clases magistrales hasta la representación que a finales de 2018 se hizo en el Principal vitoriano de El cascanueces, una producción conjunta cuya fórmula se está estudiando repetir.
Pero eso ya llegará. Seguro. De momento, la comitiva ya está en casa después de haber compartido unas jornadas intensas, también muy especiales por la situación sanitaria que todo lo condiciona. "La verdad es que las siete han tenido un comportamiento ejemplar y nos han hecho el viaje más fácil, pero es evidente que un viaje que haces con menores y más tal y como están las cosas, conlleva su estrés", apunta Arenaza. Toda vez allí, "Olga Romashchenko y la organización del festival nos ha tratado de manera excelente", comenta el también profesor Sergio Viana, quien ha sido testigo y protagonista de lo tres viajes que hasta el momento ha realizado el Uruñuela a la ciudad rusa.
"Para ellas es una experiencia muy interesante, también porque hemos podido visitar y conocer de primera mano lugares en los que no entra cualquier persona. Hemos sido invitados especiales y eso se nota". Además, "no podemos perder de vista que lo más importante es que hemos podido ir y actuar con estrellas muy conocidas de los teatros Mariinski y Mikhailovsky. Y nuestras alumnas están encantadas de poder compartir escenario con unas estrellas de nivel mundial", describe Viana, a lo que Susunaga añade que eso también implica una presión que hay que saber manejar. "Estaban muy nerviosas porque el listón estaba muy alto. Sabían que a ellas todavía les falta camino por hacer, que se están formando, pero también que estaban allí, junto a solistas de teatros y compañías muy grandes, y que tenían que aprovechar la oportunidad. Para ellas ha sido toda una experiencia".
Dos fueron las piezas que las siete intérpretes compartieron con los espectadores -todos ellos con pasaporte covid puesto que allí no se puede acceder a los teatros sin él- durante su actuación: por un lado, Reminiscence, una coreografía estrenada en KaldeArte, una pieza que versa en torno a los recuerdos, un viaje a modo de performance que en este caso se llevó a cabo con un diseño de luz específico realizado por Javier Ulla; por otro, Les Folies, una propuesta de danza clásica "que no es muy comprometida y sí muy bonita de ver", como explica la coreógrafa.
"El Alexandrinsky es un teatro precioso", describe Susunaga, "y además tuvimos tiempo para ensayar sobre el escenario y trabajar con el técnico de iluminación de la gala. Pudimos ver no solo actuar sino también ensayar a los solistas del Mariinski. Así que fue todo muy emocionante. Fue ir y pisar un escenario de prestigio y actuar ante un público que sabe y que está acostumbrado" a ver espectáculos de danza. "Ellas han notado que han estado en un lugar donde la gente está muy agradecida al arte, a lo que hacemos nosotras y todos los bailarines. El arte allí está muchísimo más valorado que aquí. Eso se nota en cuanto entras a un teatro".
"Desde 2015 se han creado lazos culturales entre las dos ciudades que son muy importantes"
Directora del conservatorio
"Es acudir a un teatro de prestigio y actuar ante un público que sabe y está acostumbrado"
Profesora y coreógrafa
"Las alumnas están encantadas al compartir escenario con estrellas de nivel mundial"
Profesor