- Tras ser elegido a través del concurso público que por primera vez ha convocado la Diputación alavesa para llevar los mandos de la dirección artística de la Semana de Música Antigua, Daniel Broncano se encuentra ultimando los detalles del primer diseño de cartel que ha hecho para el veterano certamen. Antes de que el público tome la palabra, el músico y programador se muestra confiado con respecto a lo hecho para este 2021 y lo que se puede conseguir de cara a futuro.

Cuando termine la que va a ser su primera edición al frente de la Semana, ¿qué tiene que haber sucedido para que se sienta, como mínimo, satisfecho?

-Sobre todo que haya habido once grandes conciertos y que el público los haya disfrutado. Dicho así puede sonar muy sencillo, pero es por lo que trabajamos. Hacemos esto para que haya grandes momentos, para compartir conciertos que impacten en la gente de una manera positiva. Diría que el 13 de septiembre, cuando todo haya terminado, estaremos muy contentos. Se ve por cómo ha ido la venta de entradas que vamos a hacer como el doble de público que el año pasado. En eso tiene que ver que estamos en otro momento de la pandemia y que este año hay más comunicación y que alguno de los conciertos tiene más alicientes. Además, está la parte de las actividades complementarias, como las actuaciones en residencias de mayores. Saber, por ejemplo, que esas citas van a hacer pasar un buen rato a nuestros mayores, es para sentirse contentos.

Llega por primera vez a un certamen muy veterano, que también a lo largo de las décadas ha tenido sus idas y venidas. ¿Cómo buscar el equilibrio entre marcar un sello propio pero sin que eso suponga entrar como elefante en cacharrería?

-No creas, es algo bastante fácil porque hay un equipo muy bueno. En el día a día trabajo con dos personas de la Diputación Foral de Álava que son una garantía. Éste es un festival todavía pequeño pero muy manejable y con muchas ganas de hacerlo muy bien. Yo me he encontrado una estructura bastante dinámica y adaptable a ir haciendo poco a poco cambios para crecer, tener más impacto y ser un evento cada vez más relevante. Así que está siendo todo bastante fácil y ágil.

¿Qué espera del público? ¿Qué tipo de espectador pide?

-La cultura tiene siempre un componente hedonista, de disfrute, de pasarlo bien. Así que lo único que espero es que estemos preparado para ello. Nuestra forma de programar va un poco por una cierta experimentación, por salirse de lo más convencional. Por ejemplo, hay quien piensa que los conciertos de música antigua son o tienen que ser en iglesias. Y eso que no hay ninguna razón histórica para hacerlos siempre en templos porque mucha de esta música no fue creada para interpretarse en sitios de culto. El hecho de hacer un concierto en una bodega o en la Torre-Palacio de los Gebara va en ese sentido. Y por eso esperemos que el público acuda preparado para dejarse sorprender y para abrir los ojos al disfrute. Lo principal que va a haber en la Semana son conciertazos con los mejores artistas.

Hay lugares más experimentados en acoger propuestas culturales, pero también otros, como el Parque Natural de Gorbeia, que no son habituales en estas lides. ¿Ha habido muchas visitas a distintos puntos de Álava para empaparse bien? ¿Es muy complicada la producción de conciertos en estos espacios menos acostumbrados a este tipo de citas?

-A lo primero, la verdad es que he dado mil vueltas al territorio y, además, muy bien acompañado por el equipo de la Diputación. De todas formas, todavía me queda por conocer mucho más. Álava tiene una gran cantidad de lugares maravillosos con muchas posibilidades que espero que podamos explorar en años venideros. En cuanto a la parte de preparación para realizar conciertos en sitios inusuales, antes de nada hay que trabajar bien y al detalle para que la producción esté meditada. Pero también es cierto que creo que muchos artistas, cuando yo les contacto, ya sospechan que es para algo fuera de lo convencional (risas). Este tipo de ciclos culturales tienen en su ADN esta parte de la excepcionalidad. No es un programa de conciertos que haces cada miércoles en el auditorio X o Y. Son ciclos intensivos, extraordinarios, son festivales que te piden hacer cosas fuera de lo común. En ese marco, está bien destacarse, jugar también con el patrimonio. Cuando tenemos una Semana de Música Antigua maravillosa en Estella o una Semana de Música Antigua maravillosa en Logroño, ¿cuál es nuestro elemento distintivo? Más allá de que vengan unos artistas u otros, sin perder de vista que algunas veces trabajamos de manera conjunta entre certámenes como va a pasar este año, la distinción, en nuestro caso, viene por jugar con lo que nadie más puede tener, que es, por ejemplo, la Torre-Palacio de los Gebara, las Bodegas Baigorri o el Parketxe de Sarria. Jugar con el territorio de Álava como elemento singular es algo fundamental en este sentido.

A la hora de confeccionar este cartel o cualquier otro, ¿cómo se llevan el Daniel Broncano músico con el programador, porque son dos profesiones que a veces suelen chocar bastante?

-Lo que pasa es que en los dos últimos años el Daniel Broncano programador ha ganado la partida (risas). He estado mucho tiempo en el escenario, pero poco a poco me he ido al lado del escenario hasta quedarme detrás. Esa función que pasa por asegurarte que ocurren cosas sobre las tablas para que otras personas las disfruten es lo que, en estos momentos, más recompensa me da y más disfruto. Cada vez pienso más con esta mentalidad. Como más puedo aportar a la cultura es como organizador de conciertos. El ser músico y haber estado sobre el escenario ayuda a saber cuáles son las sensaciones que se deben generar, cuáles suelen ser los problemas, dónde están los miedos o las dificultades, y cómo actuar en consecuencia. Y a hacerlo como organizador de actuaciones pensadas para el disfrute del público, que es lo fundamental. Hay que pensar que lo que haces es un servicio para el público.

Le acaban de nombrar también director artístico de la Semana de Música Religiosa de Cuenca y es el director y fundador de Música en Segura. ¿Todo eso que se va sumando, ayuda o resta a los otros festivales que lleva?

-Hay que organizarse bien y programar con mucho tiempo. Cada uno de los festivales que mencionas, incluida la Semana de Música Antigua de Álava, son en realidad muy diferentes entre sí. Música en Segura, que es con lo que empecé y lo que me enseñó a ser gestor, es un certamen de música muy variada en el que el tema es Segura de la Sierra. La Semana de Música Religiosa de Cuenca es un evento único en el mundo por su temática y por coincidir con la Semana Santa de Cuenca. Y la Semana de Música Antigua de Álava tiene otra temática distinta, que son las músicas históricas, y además, como decíamos antes, está el territorio como escenario, que marca. En cada sitio funcionan unas cosas, hay una trayectoria, y se dan unas condiciones que hacen de cada evento algo único. En el caso de Álava, además, con unas posibilidades y un potencial de desarrollo inmensas. Creo que es algo que se va a poder ver este año y el que viene, porque la Semana va a pasar de ser un pequeño festival con calidad a ser un certamen bien posicionado en Europa. Una parte de la programación tiene que ver con darse el lujo del tiempo. Es decir, en cuanto se termine esta edición tenemos que empezar ya a pensar bien qué se hace en 2022.

Más allá de los conciertos, este año se propone una agenda complementaria de cine, talleres, clases magistrales y actuaciones en residencias, entre otras propuestas. ¿Cuál ha sido el criterio a la hora de armar esta parte del cartel?

-Por un lado, como te decía, antes el disfrute del público. Por otro, ese criterio de acción social para que esto llegue a cuantas más personas mejor. Estamos hablando de un festival que se hace de manera íntegra con dinero público. Por lo tanto, tiene que hacerse valer y debe satisfacer a personas diferentes. De ahí el hecho de llevar la música a las residencias. Creo que es importante, sobre todo en un periodo especialmente difícil de aislamiento. La música es un instrumento valioso para comunicarse, para hacer algo juntos aunque sea siguiendo los protocolos sanitarios. Si podemos aportar un grano de arena, tenemos que hacerlo. Igual que pasa con los talleres de respiración que hace la soprano Raquel Andueza, que uno de ellos es para público en general y otro para personas con síntomas persistentes de covid. Esa función social es importante. Insisto, estamos hablando de dinero público y nos debemos a los contribuyentes.

Ahora que menciona lo de los talleres, ha habido cierta polémica con el Consejo General de Colegios de Logopedas de España, que ha criticado este tipo de propuestas por entender que se trabaja con gente de la que no se conoce las historias médicas.

-Conozco la situación. Lo que pasa es que en ningún momento se plantea una terapia médica. No es algo sustitutivo de nada.

Por cierto, ¿cómo es organizar cualquier evento cultural en tiempos de covid?

-Un primer condicionante viene de la procedencia de los artistas. Hay que intentar no asumir demasiados riesgos. De hecho, este año en la Semana solo hay un grupo que viaja desde fuera de España, que es La Petite Écurie. El otro elemento fundamental tiene que ver con la gestión del público. Es decir, veremos con qué aforo se puede hacer el festival en espacios interiores, pero si, por ejemplo, es del 50%, no puedes perder de vista la inversión que está haciendo la Diputación sabiendo que el impacto de lo que se hace es la mitad de lo que podría ser. Y otra cuestión fundamental es que yo lo veo como un aliciente para hacer ciertas cosas en espacios exteriores. Es verdad que hay un componente de riesgo cuando estamos en el norte, pero bueno, tienes preparado el Plan B. Pero entendiendo cómo funciona el virus, hay que intentar hacer un mayor número de eventos al aire libre si se puede.

Y luego estará el que diga: ¿pero que hace un astrofísico en una Semana de Música Antigua? ¿O un armonicista de jazz como Antonio Serrano?

-(Risas) Pero supongo que la gente lo dirá con ganas y curiosidad. Antonio Serrano es uno de los mejores músicos del mundo. Para mí, el mejor armonicista del mundo. El programa con el que viene es espectacular, un Bach & Bach que tiene una primera parte historicista, en la que interpreta a Bach de una manera literal, para luego, en la segunda, hacer una serie de divagaciones en clave de jazz. Y eso con dos musicazos como Daniel Oyarzabal y Pablo Martín Caminero. Y en cuanto a lo de Armonía de las Esferas, es una propuesta que tiene que ver con la ciencia pasada, con la visión que había del cielo como una representación de la armonía, y todo ello conectado con la ciencia actual. Éste es un festival cultural y, dentro del nexo de unión de la música antigua, caben muchas cosas.