Junto a su quinteto, conformado por Víctor Carrera (trompeta), Jan Doménech (piano), Nelson Saavedra (bajo) y Pedro Fullana (batería), el músico gasteiztarra Iñigo Peña regresa esta tarde a partir de las 19.00 horas a su ciudad, antes de volver a Barcelona y empezar a cerrar los detalles de grabación de su próximo disco, un álbum cuyo sonido va a ser protagonista hoy en el Conservatorio Jesús Guridi de la mano de Ondas de Jazz.

Desde hace un año todo ha cambiado. ¿Cómo está viviendo el reencuentro estos meses con el público y la cita de esta tarde?

-Con el público en general, sea hoy o cualquier otro día, es una necesidad constante para los cinco poder volver estar junto a los espectadores como músicos. Y no solo me refiero a nosotros, sino a todos los artistas, sean, no sé, bailarines, actores..., lo que sea. Yo he tenido la oportunidad, por ejemplo, de hacer conciertos online, y doy gracias por eso, pero no son lo mismo. No puedes sentir la reacción de la gente que debería estar contigo. Así que tener oportunidades como la de hoy te hace estar muy contento. Agradeces mucho actuar en Barcelona, pero todavía más el poder viajar y salir a tocar a otros sitios. Además, en este caso es venir a Vitoria y a formar parte de una cita como Ondas de Jazz.

No son los de este ciclo conciertos al uso, pero más allá del formato, ¿qué es lo que van a presentar ante el público?

-Este quinteto se fundamenta en temas míos y la propuesta va a ir por ese camino. Lo que me gustaría es poder mostrar el resultado de todo aquello que he ido atesorando hasta el día de hoy. Teniendo en cuenta las circunstancias que vivimos, he tenido más tiempo para sentarme delante del piano y plasmar en el papel las ideas que tenía. Y por ahí vamos a ir.

En esta edición de Ondas de Jazz hay una característica fundamental que une casi todo el cartel, el hecho de estar protagonizado por músicos jóvenes de aquí que han encontrado en el jazz y en la improvisación su modo de expresarse, aunque por edad deberían haber optado seguramente por otros géneros musicales. En su caso, ¿por qué es éste el camino que ha elegido?

-Seguramente tiene mucho que ver con la gente con la que te vas juntando desde muy joven, personas que te van llevando por un camino, musicalmente hablando. Desde muy pequeñito, tuve la suerte de estudiar música, tocar el saxo y el ambiente en el que he ido creciendo siempre ha estado relacionado con el jazz. Este género no deja de ser una constante búsqueda personal y quizá no todo el mundo quiere hacer eso. Esto te tiene que gustar, te tiene que atraer la idea de siempre tener que estudiar, saber más y hacer más. En su momento, el jazz me llamó y es donde me siento a gusto para expresarme.

Ya se verá cómo evoluciona 2021 y la situación sanitaria general, pero ¿cuáles son sus planes para los próximos meses?

-El bolo de esta tarde en Vitoria es un punto de partida. Es una actuación en un marco importante, con mucha categoría. Y la planificación del concierto ha supuesto una preparación y un trabajo que ha puesto en marcha la maquinaria para ver si podemos grabar disco al regreso a Barcelona. Va a ser un álbum que, además, nos tiene que servir para adentrarnos más en el circuito de conciertos y festivales, sobre todo pensando en que la situación mejore.

Con los combos del Jesús Guridi y de la Escuela de Música Luis Aramburu ya ha tomado parte en otras ediciones de Ondas, pero esta vez es distinto, es regresar tras varios años fuera de Vitoria y hacerlo con su quinteto y su música. ¿Una cita especial?

-Sin duda. En Ondas he tenido la suerte de tocar varias veces, como decías. También con la Big Band Berri, de la que fui parte. Estoy muy ilusionado de volver después de tantos años. Poder venir con mis amigos, disfrutar en un sitio como el conservatorio, tocar en una propuesta como Ondas de Jazz, enseñar al público de mi ciudad lo que he crecido musicalmente es una oportunidad increíble.