- Durante 2020 gran parte de la población descubrió en la lectura un faro que le permitió sobrellevar mejor el confinamiento. De hecho, el único sector cultural que no ha salido perjudicado sino que se ha reforzado durante el último ejercicio es el de la industria del libro. El Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España 2020 atestigua que un 64% de los ciudadanos lee en su tiempo libre, un porcentaje que en el caso de Euskadi se eleva al 66,9% al tratarse de la segunda comunidad autónoma en el ranking. El balance promovido por la Federación de Gremios de Editores de España no solo confirma que uno de los vicios solitarios por antonomasia ha sumado adeptos, sino que las librerías, como espacios físicos, han aumentado las ventas contra todo pronóstico.
Los datos dados a conocer ayer se ajustan a las impresiones cualitativas de los profesionales vascos del sector. “La valoración es muy positiva”, aseguró ayer José Manuel Díaz, presidente del Gremio de Editores de Euskadi, tras conocer el estudio que confirma que Euskadi ha subido un 1,3% el porcentaje de lectores por ocio con respecto al año anterior. Según señaló, es habitual que sea la segunda comunidad tras Madrid, por lo que en ese sentido no ha sido una gran sorpresa. En general, todas las comunidades autónomas han subido -Cataluña y Andalucía las que más, un 2,3%-, si bien el análisis determina que sigue habiendo una brecha entre las comunidades que más leen -Madrid, Euskadi, Nafarroa y Cataluña- y las que menos -Extremadura, Canarias, Andalucía o Castilla-La Mancha-.
Continua a la baja el número de personas que admiten no leer nunca, un 36% en 2020, que ha ido reduciéndose gradualmente desde el 40,9% registrado en 2012. “La cifra de quienes no leen nunca un libro va en decrecimiento pero es un trabajo que hay que ir haciendo”, señaló Díaz respecto a este punto. “Siempre intentamos promover que haya un plan de fomento del libro y de la lectura desde el Gobierno Vasco. Creemos que a pesar de ser la segunda comunidad seguimos teniendo que hacer un trabajo ahí”, consideró. Por contra, el número de lectores frecuentes aumenta. De hecho, durante 2020 creció especialmente el número de lectores que leen a diario o semanalmente hasta situarse en el 52,2% de la población estatal.
En ese sentido, la investigación divide por etapas el año pasado para ver la evolución. Si en 2019 un 50% afirmaba ser lector frecuente, en el confinamiento esa cifra se elevó al 57%. Lo más reseñable es que la cifra quedó en el 53% tras el verano, lo que significa que el hábito de lectura adquirido cuando no estaba autorizado salir de casa se ha mantenido en muchos casos. En cuanto al tiempo dedicado a la lectura, durante el confinamiento alcanzó máximos históricos, con 8 horas y 25 minutos semanales (30 minutos más que en 2019). Un 81% de los encuestados afirmaban que la lectura le ayudó a sobrellevar mejor el encierro. Y reconocían que la lectura les había aportado “entretenimiento, desconexión, relajación y tranquilidad” durante esos meses.
El efecto del confinamiento sobre la lectura en menores de 35 años ha sido reseñable, sobre todo en la franja de jóvenes de entre 25 y 34 años entre los que subió un 15% el habito de lectura de libros por ocio. “En este tiempo que ha sido diferente los jóvenes buscaban algo que no fuera únicamente a lo que estaban habituados; el tema audiovisual quizás. De hecho, en otros países como en Estados Unidos se está dando mucho la fatiga digital, la gente ya está saturada de todo esto”, aseveró José Manuel Díaz para explicar por qué se ha manifestado tan notablemente en los jóvenes.
A pesar del estado de alarma que mantuvo el comercio cerrado durante meses, en 2020 la librería tradicional se mantuvo como principal canal de compra de libros. De hecho, creció 3,6 puntos hasta llegar a un 71,1% de los lectores que optan por comprar en estos espacios. “En los meses de marzo, abril y mayo hubo un descenso importante que se ha ido recuperando en los meses siguientes y ha habido una mayor venta”. Es más, el portavoz de los editores vascos revela que la compra de libros en Euskadi es “muy superior” a la que se ha dado en otras comunidades.
Libreros y editores son conscientes de que, en buena medida, los diferentes bonos promovidos por las instituciones vascas han favorecido este incremento. “Ha sido un acicate para que la gente compre libros”, expuso Díaz, quien añadió que “al final todos estamos con cierta incertidumbre, en una posición económica más débil, así que los bonos han ayudado mucho”. Mencionó además que la ayuda de las instituciones también se ha manifestado de otra manera: “la compra pública, a su vez, se ha incentivado. El Gobierno Vasco ha aumentado la partida que emplea para la compra en bibliotecas”.
Aunque las librerías siguen siendo el lugar habitual de compra, el que más incremento ha experimentado ha sido Internet al subir un 6,5% con respecto al año anterior para situarse en un 38,4%. Se trata de una cifra que sube al 49% en el caso de la población de 25 a 44 años. Que la evolución viene de la mano de los más jóvenes se ve también en el ligero aumento del soporte digital para leer: es la modalidad preferida por el 30,3% de los encuestados.
En ese sentido, uno de los grandes caballos de batalla es el de eludir la piratería porque aunque un 39,8% de los lectores indica que se descarga los libros pagándolos (10 puntos más que hace tres años) un 55% admite que se los descarga ilegalmente. “Nuestra pelea es tratar de evitar esas páginas que difunden contenido de manera gratuita”, explicó Díaz, quien incidió en la educación para concienciar, principalmente a los más jóvenes, sobre la importancia de respetar los derechos de autor. ¿Otra de sus reivindicaciones? “Que se declare el libro bien de primera necesidad. En caso de confinamiento es importante tener las librerías abiertas. Que la lectura pueda seguir sirviendo para sobrellevar la situación”, expuso José Manuel Díaz.
“Intentamos promover que haya un plan de fomento del libro y de la lectura desde el Gobierno Vasco”
Pte. Gremio de Editores de Euskadi