Regresa a casa una vez más, aunque en esta ocasión todo es diferente. La pandemia marca el ritmo, también a la hora de poder hacer conciertos. Sucederá así el viernes en Bilbao y el domingo en su ciudad natal, en un Dazz donde tocará tanto a las 16.00 como a las 18.00 horas. No habrá mucho tiempo para el descanso, porque además se va a aprovechar su presencia en Vitoria para rodar su parte en un documental que se está realizando sobre el mundo de la batería.

Los aforos son reducidos y no queda más remedio que hacerlo así, pero ¿no es un poco paliza dar dos actuaciones seguidas sin casi tiempo para tomarse un respiro?

-Llegué el lunes por la tarde desde Cataluña y desde ayer estamos haciendo un trabajo intenso porque el formato que presentamos en Bilbao y Vitoria es nuevo, con la incorporación de Marcos. Es una aventura nueva y hay que conocerse bien antes de las actuaciones. Eso supone un desgaste también en cuanto a concentración y ensayos. Que en Vitoria haya que hacer dos conciertos y tan seguidos por las circunstancias es exigente, no diría tanto agotador. Pero era algo que no quería dejar pasar. Todo lo contrario. Además, se está rodando un documental sobre mi instrumento y por la pandemia habíamos pospuesto ya varias veces lo que les falta de hacer conmigo. No se puede esperar más porque lo quieren empezar a montar. Es un trabajo que se está haciendo con rigurosidad y me apetece participar. Así que hemos juntado la agenda de estas actuaciones con el encuentro con el equipo de grabación de esta propuesta. Compensa, merece la pena y hay que hacerlo.

¿Acostumbrado ya a ver al público distanciado, con mascarillas y estas cuestiones?

-Para nada. Es, y con mayúsculas, extraño. Incluso, muy extraño. Pudiendo, y lo digo con humildad no con arrogancia, me gustaría retrasar ciertos conciertos y compromisos, esperando que lleguen momentos mejores. Lo que pasa es que, como es el caso, cuando las circunstancias se ponen a favor y puedes desarrollar tu música delante de un público que quiere verte, no puedes decir que no. Aún así, por ejemplo, Quimi Portet saca ahora disco en directo y en circunstancias normales estaríamos haciendo ya los conciertos de presentación y mirando el resto de la agenda. Sin embargo, él mismo, y lo hablamos el otro día, quiere esperar. Así es la vida, hay que tener paciencia y cuando el contexto sea un poco más favorable, activaremos todo y con toda la energía.

Por suerte, le vamos a poder ver este domingo en su casa con una formación nueva. ¿Qué aporta la inclusión de Marcos Salcines?

-A veces me cuesta explicar la banda sonora que tengo en mi interior. Estoy en una etapa diferente. Tiendo más a quitar que a poner, a liberarme de ciertas cosas. Estoy instalado en la simplicidad como algo sofisticado y bello. Igual la batería es un instrumento que no ayuda mucho. Pero tengo esa banda sonora dentro. Con Carla siempre estoy muy a gusto, pero creo que el piano de Marcos nos puede aportar algo diferente, siempre desde una perspectiva muy acústica, orgánica. Queremos evitar el adorno. Somos un piano, una voz y una batería. Y a partir de ahí, a trabajar.

Pero son tres instrumentos que dan para mucho...

-Para muchísimo. Si estuviera vivo Ray Charles y coincidiéramos con él en un sitio y le invitáramos a que ofreciese un concierto de una hora a piano solo, me puedo imaginar a mí mismo totalmente emocionado. Con eso es suficiente. En este trío, hasta podría quitarme yo. Chet Baker decía que para qué quería llevar un batería si él ya sabía llevar el ritmo (risas). A mí me gusta ir a la esencia. No digo que la música tenga que ser así, faltaría más, pero es el punto en el que me encuentro. No sé la razón, es a lo que me ha llevado la vida.

Ni sé la de conciertos que ha podido dar un año normal. ¿Cómo ha sido pasar de eso a vivir el parón del año pasado? ¿Cómo se presenta este 2021?

-2020 ha sido un año muy raro. Yo vengo de un montón de giras sin parar y no estoy acostumbrado a estar quieto en este sentido. Lo he aprovechado, por supuesto, para desarrollar o profundizar en otros aspectos de mi trabajo musical, pero he echado de menos no actuar. Lo he ido acusando, la verdad. El escenario me encanta, pero es evidente que la incertidumbre sigue, así que me gustaría tomarme las cosas con calma este 2021 en cuanto a las actuaciones se refiere. No sé, porque no tengo conocimientos para ello, cómo va a evolucionar la pandemia, pero tal y como están las cosas, prefiero tener paciencia. Siempre, además, tienes mucho trabajo por pulir a nivel personal y a veces hasta es bueno parar un poco de escenario.

Por lo menos, y eso lo estamos viendo en muchos actos culturales, el público está respondiendo.

-Me maravilla la actitud del público en esta situación que estamos viviendo, las ganas que tiene de música, de directo. Me siento muy agradecido al ver la disposición de la gente.