- A sus 40 años, Dani Rovira no necesita presentación después de haber participado en una de las películas más taquilleras de la historia del cine español, aunque el teatro es su medio natural, el espacio al que regresa, donde se curtió como actor de comedia. "Cumplir los 40 es lo mejor que me ha pasado en la vida", dice en una entrevista con Efe -tras haber superado el linfoma de Hodgkin que le diagnosticaron hace casi un año-, en la que presenta Odio, un espectáculo en formato híbrido: una actuación grabada en el Teatro Soho CaixaBank de Málaga, que se podrá ver desde hoy en Netflix. Dani Rovira (Málaga, 1980) asegura que hacer frente a la enfermedad ha cambiado bastantes cosas en su vida. "A todas las experiencias duras intentas sacarle un aprendizaje. La enfermedad me ha resituado, ha venido a curarme la vida que llevaba antes".
En Odio refleja su visión sobre el ser humano, un espectáculo escrito hace dos años que ha actualizado y con el que realiza una crítica sobre el malestar que inunda a la sociedad. "Con lo que ha pasado cobra más sentido. Entiendo que la gente esté crispada más allá de la pandemia". Odio es un monólogo de más de una hora de duración en el que el cómico y actor malagueño repasa con "sarcasmo" e "ironía" sus más variopintas filias y fobias en un espectáculo en el que, además de las toneladas de humor propias de la stand up comedy, el espectador encontrará un "extra" en forma de "emoción contenida", "buen rollo" y espíritu "reconciliador". "Garantizo que el que siente en casa a verlo se va a reír muchísimo. La risa es una cosa descontada, que está en mi ADN, pero en este monólogo el público se va encontrar un extra", dice Rovira en una entrevista en la que augura que este espectáculo "va a hacer pensar a la gente".
Eso sí, un retrato de la realidad con humor, con el que no pretende "herir a nadie", y de la que no se salvan políticos, padres, madres ni personajes populares, tampoco Messi. Un espectáculo que hay que ver hasta el final porque es en ese momento cuando "se le da la vuelta a la tortilla a muchas cosas".
El malestar social en que estamos inmersos no cree que sea consecuencia de que se nos haya olvidado disfrutar de la vida. Rovira aduce que nos encontramos en una sociedad donde los políticos "no son el mejor ejemplo, parecen decididos a echar más gasolina al fuego"; también pone el foco en algún sector del periodismo que con tal de "vender son bastantes incendiarios" y a las redes sociales, a las que califica de espejo distorsionado de la realidad.