Al camino que abrió Katixa Agirre, y que luego han seguido Iban Zaldua, Danele Sarriugarte, Karmele Jaio y Belén Gopegui, ahora se suma Harkaitz Cano. El centro alavés de creación Azala da un nuevo paso dentro del proyecto Borradores del futuro, una colección de relatos cortos que invita a distintos escritores a proyectar cómo podría ser el mañana si se llegaran a expandir algunas de las alternativas que distintas personas, colectivos y empresas alavesas proponen para dar respuesta a retos de índole ecológica, económica, cultural, y social.

En esta nueva entrega, el autor guipuzcoano parte de la experiencia de la cooperativa GoiEner para imaginar un futuro en el cual la relación con la energía ha cambiado. En Kintsugi, que cuenta también con el trabajo de la ilustradora y diseñadora gráfica Arrate Rodriguez, se relata “la historia de Luna Nueva, que se debate entre un hecho inaudito que afecta a neonatos en el tonificario que dirige, y la difícil relación con su hijo Gerizpe, militante de grupos de ceroKonsumo, preocupado por La Mancha de Carbono de su Unidad Familiar”, según explican desde el espacio de creación ubicado en la localidad de Lasierra.

“Cuando me llega un proyecto como éste, lo veo no solo como algo que me va a sacar de mi zona de confort, o que me lleva a lugares inesperados o a los que no iría por mi propia cuenta (que es una de las cosas más bonitas que puede hacer un escritor), sino también como la oportunidad de tratar un tema muy atado a las preocupaciones de hoy. Y a eso no se le puede decir que no. Es un gran regalo”, afirma Cano.

La fábula, en su versión impresa, se puede conseguir de manera gratuita en librerías, bares y lugares de paso. La versión digital está en borradoresdelfuturo.net, sin perder de vista que el relato será difundido vía Whatsapp y Telegram.