- El legendario escritor británico John Le Carré, que se inspiró en sus propias vivencias como espía para crear algunas de las mejores obras de intriga de la literatura en el siglo XX, murió ayer a los 89 años por una neumonía, no relacionada con la covid-19.

Le Carré deja un legado de libros en los que, desde la ficción, explicó como pocos las tensiones que atravesó el mundo durante la Guerra Fría en obras como El espía que surgió del frío o La Casa Rusia.

Si por algo será recordado, es por sus obras de espionaje ambientadas en la Guerra Fría. Sus novelas forman parte del imaginario colectivo que perdurará en el tiempo sobre aquella época en que dos superpotencias y dos ideologías se repartían el mundo hasta casi acabar con él.

Nacido en 1931 en Poole, Inglaterra, estudiante de lenguas modernas en la Universidad de Berna, licenciado en el Lincoln College, de Oxford, y profesor durante dos años del prestigioso Eton College, Le Carré dejó esta última institución en 1959 para iniciar una carrera de diplomático en la que sería reclutado por el MI6, el espionaje británico.

Su carrera de agente secreto fue, sin embargo, desbaratada en 1964 por Kim Philby, agente doble que traicionó a decenas de agentes británicos al KGB (espionaje soviético). Años más tarde, Le Carré iba a inspirarse en Philby para su personaje de Bill Halton, apodado Gerald, en la novela Tinker, Tailor, Soldier, Spy, titulada en español sencillamente El topo.

Casi todas las obras de aquel período, como El espía que surgió del frío, pertenecen al género de espionaje si se exceptúa El amante ingenuo y sentimental, de 1971.

Los críticos vieron en sus novelas una réplica al James Bond de Ian Fleming, con personajes de gran complejidad psicológica, sin heroicidad, llamados a actuar en circunstancias muchas veces anodinas. Su modoso George Smiley supuso el contrapunto al idealizado Bond y encarnó como nadie la lucha de los personajes de Le Carré por mantenerse éticos en un mundo de inmoralidad.

En novelas como El espía que surgió del frío, Le Carré no ve el mundo en blanco y negro, es decir en términos ideológicos de buenos y malos, sino que su tratamiento del conflicto bipolar en tiempos de la Guerra Fría rezuma siempre un fuerte escepticismo. Su mirada crítica sobre el mundo adquirió una mayor carga política. En obras como El jardinero fiel no dudó en enfrentarse a las farmacéuticas y sus corrosivas acciones en el continente africano. Porque Le Carré ya tenía un tema para su literatura desde muy corta edad: “La extraordinaria, insaciable, criminalidad de mi padre y la gente que lo rodeaba”. Su padre, Ronnie, era un timador que además le infligía castigos físicos y fue quien marcó el carácter eminentemente moral de la obra del escritor.

Las novelas de Le Carré son un material puramente cinematográfico, tanto que ha sido fácil mantener su esencia en el salto a la gran y pequeña pantalla, con adaptaciones como El jardinero fiel, El topo o El infiltrado.

La primera de las adaptaciones de sus novelas fue la que Martin Ritt realizó en 1965 de El espía que surgió del frío, tan solo dos años después de su publicación. Fue el primer éxito de ventas de Le Carré y su fiel traslación al cine se convirtió inmediatamente en un clásico cinematográfico, apoyado en la soberbia interpretación de Richard Burton, que fue nominado al Óscar por su trabajo. Un año después, otro director de renombre, Sidney Lumet, contaba con James Mason como el agente Smiley y, adaptando su primera novela, Llamada para un muerto, logró el éxito en Reino Unido y optó a cinco premios BAFTA.

En 2005 llegó la película más recordada de las basadas en las novelas del escritor británico, El jardinero fiel. Dirigida por el brasileño Fernando Meirelles y con las interpretaciones de Ralph Fiennes y Rachel Weisz -ganadora del Óscar por esta película-, este filme consiguió que, por primera vez, un guión basado en material del escritor optara al Óscar. También figura entre sus mejores adaptaciones El topo (2011), dirigida por el sueco Tomas Alfredson, con un espectacular reparto encabezado por Gary Oldman, acompañado por Colin Firth, Tom Hardy y John Hurt.

‘El Topo’ (1974). Tercera parte de la serie del espía George Smiley.

El espía que surgió del frío’ (1963). Su personaje Alec Leamas catapultó a Le Carré a la fama.

‘El jardinero fiel’ (2001). Ambientada en Kenia, radiografía las intrigas de la industria farmacéutica.

‘El sastre de Panamá’ (1996). Con humor y pesimismo reflexiona sobre el espionaje en los 90.

‘La Casa Rusia’ (1989). Espionaje, amor y uno de sus personajes más recordados, Scott Barley Blair.

‘La chica del tambor’ (1983). Un relato que recrea la época más activa del terrorismo palestino.

‘Un hombre decente’ (2019). Su última novela, ambientada en el Londres de 2018.