- Álex Rodrigo le conoció siendo un niño y Miguel Ángel Tirado le caló tanto que creó una serie para él. Quería sacar al hombre que estaba detrás del personaje, Marianico el Corto, un humorista al que muchos recordarán por sus programas en televisión, uno de ellos ha pasado a ser historias del mundo audiovisual, No te rías que es peor..
¿Cómo ve el show?
—Con un poco de tristeza. Ha coincidido con esta pandemia y me pierdo el contacto con la gente, con el público.
¿Muestra la serie al Marianico el Corto que mucha gente recuerda de la televisión?
—No mucho. Hay algunos momentos que sí, pero en la mayor parte de la serie soy más la persona, Miguel Ángel Tirado, que el personaje. La historia de la serie es diferente, cuenta que estoy cansado de contar chistes y la ilusión de mi vida en la ficción es que soy un gran fan de Buñuel y lo que quiero hacer es una película similar a las que hacía él.
¿Quién es para usted Marianico el Corto?
—Mi profesión, quien me dio a conocer y quien me ha permitido vivir del humor durante muchos años. Empecé un poco tarde, tenía 33 años cuando comencé a contar chistes y a hacerme famoso con ellos. Marianico son 37 años de vida, de intentar hacer reír a la gente, de que todo el mundo lo pasara bien conmigo y es quien me ha dado de comer durante todo este tiempo. Si tengo salud, es un personaje que al que no pienso abandonar.
Álex Rodrigo, creador y codirector de 'El último show', parece ser que se quedó impresionado cuando le conoció, tanto que tiempo después creó esta historia. ¿El destino?
—Yo no creía mucho en el destino, pero tiene que ser algo así. Son casualidades de la vida. Cuando él tenía 12 años, vino con un grupo de compañeros de clase a un programa de la televisión de Aragón. Yo estaba fumándome un cigarrillo fuera y se acercaron diciéndome: Marianico, Marianico€ Esperaban que les contara un chiste, lo normal, ¿no?
¿Y no les contó un chiste?
—Pues no, no sé por qué. Les dije: ¿Os habéis fijado en la cantidad de estrellas que hay en el cielo? ¿Habéis visto lo grande que es el cielo? Las personas pensamos que somos algo y comparados con el cielo no somos nada.
Dejaría alucinados a los chiquillos con esa reflexión tan filosófica.
—Por lo que luego me contó Álex, él se quedó sorprendido y pensando: Caray, un humorista que hace reír y que tiene pensamientos íntimos. Me comentó que se quedó con la idea de que en el futuro quería sacar a flote a la persona que había detrás del humorista.
Han pasado 37 años desde que empezó la vida de su personaje. ¿Siguen siendo vigentes los chistes que hacía entonces?
—Por supuesto. Sigo trabajando en lo mío. Hago actuaciones en los pueblos, actuaciones en teatro, durante tres años seguidos he estado yendo a Benidorm€ La gente se sigue riendo, únicamente hay que actualizar los temas. La gente lo que quiere es olvidar problemas durante un rato.
¿Le molesta que le pidan un chiste por la calle?
—No, no exactamente. Ja, ja, ja€ No me molesta, pero no siempre tienes un chiste en la boca. Es la anécdota esa: Marianico, cuéntame un chiste. Tú preguntas: ¿Qué eres tú? La respuesta: Mecánico. Y mi respuesta: Pues anda, cámbiame la rueda. Soy igual en persona que actuando, me encanta hacer feliz a la gente y si alguien me pide un chiste en la calle, lo cuento.
Estudió Magisterio, fue vigilante y comercial de altos vuelos€
—Me gusta eso de altos vuelos. Supongo que quieres saber por qué me dedico al humor. Por casualidad o por el destino.
Decía antes que no creía en el destino.
—Ja, ja, ja€ Es verdad, pero estoy empezando a creer. Cuando estaba trabajando de vigilante, un día que cumplía años, llamé a una emisora de radio en la que se podía pedir cosas y le pedí un chiste al de la radio. Él me dijo: ¿Sabes contar chistes? Prepárate algo, te llamo dentro de una hora y lo cuentas. Ese fue el comienzo. Me propuso llamarme de madrugada para que colaborara en antena. Luego vi en un periódico de Zaragoza que se abría un pub nuevo y que pedía artistas noveles, me presenté al casting pensando en ganarme unas perricas de más para irme de vacaciones con la familia o comprarme un coche mejor.
¿Nunca pensó en convertirse en artista?
—Nunca. ¿Pensar en dedicarme de lleno a esto? Jamás. A lo tonto, a lo tonto, me metí en ello y hasta ahora que estamos hablando tú y yo de mi vida. ¡Quién me lo iba a decir a mí!
¿Qué pensó cuando Rodrigo le hizo la propuesta para 'El último show'?
—Fue hace unos tres años, él venía a Zaragoza, me llamó, me dijo quién era, quedamos a tomar un café y me contó su proyecto. Le dije sí, que si pensaba que había posibilidades, no me importaría hacerla. Me avisó cuando Aragón TV le aceptó el proyecto y todo ha llegado muy lejos porque ahora se estrena en HBO.
¿Qué supone que un canal como HBO ponga en emisión su serie?
—¡Qué puedo decir! Estoy encantado, por lo menos quedará un pequeño recuerdo de mí grabado para siempre.
Supongo que todo un personaje en su ciudad, Zaragoza.
—No te quepa duda. Antes de encerrarnos en las casas por esta pandemia, la gente me paraba por la calle, me felicitaba, me daba abrazos, he vivido épocas muy bonitas, esta última es fantástica. Solo me falta poder salir a la calle y dar abrazos. ¡Cómo lo echo de menos!
¿Da dinero hacer reír a la gente?
—He podido vivir de ello. He tenido momentos muy buenos, momentos de ganar mucho dinero y otros que no han sido tan buenos. Pero hemos salido adelante.
¿Un hombre satisfecho?
—Puedo decir que sí. Mi vida ha sido muy bonita y no me voy a quejar. Sí me da un poco de pena el haber desatendido a la familia, tenía muchos viajes y a veces solo la veía un par de meses al mes, cuando pasaba por Zaragoza para cambiarme de ropa. Ese ha sido el precio que he tenido que pagar.
Hablamos de muchas clases de humor, ¿por qué eligió usted un humor tan de pueblo?
—El personaje me permitía decir cosas vestido de Marianico el Corto, que el traje no me lo permitiría. Mi madre era de un pueblecico que estaba a 25 kilómetros de Zaragoza y allí pasaba los veranos de mi juventud. Me gustaba hablar con la gente mayor de ese pueblo. Me gustaba mucho la manera de pensar que tenían. Al crear el personaje, me acordé de esa gente y me convertí en uno de ellos en el escenario.
"Me gusta hacer feliz a la gente y si me piden un chiste en la calle no me importa, lo cuento; hacer reír es mi vida"
"La serie está más centrada en la persona que en el humorista, pero hay momentos para Marianico"
"Nunca pensé en ser humorista. Fue casualidad o el destino. Entré en esta profesión a los 33 años"