Vitoria - Hace algo más de un mes, el viaje fue de ida. Por segunda vez, el Conservatorio de Danza José Uruñuela acudió a San Petersburgo para mostrar dos coreografías propias, con la novedad, con respecto a 2016, de que en esta ocasión, las alumnas elegidas también actuaron en una gala de estrellas, compartiendo escenario con primeras figuras de la escena rusa. Hoy toca hacer el camino inverso y el punto de encuentro en la capital alavesa es un Principal en el que no va a entrar ni un alfiler.

En concreto, será a partir de las 20.30 horas cuando el Ballet Clásico de San Petersburgo y el centro dependiente del Ayuntamiento de Vitoria unan sus fuerzas en las tablas de la calle San Prudencio, aunque quien no tenga su entrada en la mano, ya puede ir despidiéndose puesto que los pases se agotaron en solo cuatro horas tras ponerse a la venta. No hay duda de que la actuación ha levantado una gran expectación, algo que ayer subrayó la directora del conservatorio, Ainhoa Arenaza. Sin embargo, al parecer ha sido imposible poder llevar a cabo una segunda sesión para poder cubrir la demanda existente. Aún así, se están buscando fórmulas de cara a 2020 para poder satisfacer el interés de todas aquellas personas que se van a quedar esta vez con las ganas.

A la espera de esas futuras noticias, lo cierto es que la actuación de hoy, enmarcada en la programación navideña de la Red de Teatros, supone dar un paso más dentro de la relación que ambas ciudades han establecido con el ballet como lenguaje común y el programa Arte Sin Fronteras como puente imprescindible. En la representación, dividida en dos partes, se podrá disfrutar primero del buen hacer de un centenar de estudiantes del centro vitoriano, intérpretes de entre 8 y 20 años que han trabajado con dureza en los últimos meses para ofrecer una actuación a la altura de la calidad esperada por el público pero también a la exigencia que supone compartir cartel con los solistas rusos. "Para nosotros es todo un honor. Bailar con gente de este nivel es algo que emociona", destacó Arenaza.

Tras el descanso, será el turno para los bailarines invitados, que ofrecerán al público distintos momentos de El Lago de los Cisnes, La Bella Durmiente, Pájaro de Fuego, Sylphide y Scheherazade. La presidenta de la asociación Arte Sin Fronteras y responsable del Centro Internacional de Apoyo a las Iniciativas Sociales y Culturales de San Petersburgo, Olga Romashchenko, apuntó, por su parte, "la oportunidad" que supone para "los niños aprender de primera mano el método Vaganova", técnica creada por la bailarina, profesora y directora de ballet Agrippina Vaganova, una herramienta esencial para la danza clásica. Un trabajo a realizar por parte de unos estudiantes que, a su juicio, están demostrando un "alto nivel y potencial", una "calidad" muy apreciable en el conservatorio gasteiztarra. De hecho, los bailarines rusos se encuentran desde el martes en la capital alavesa y a lo largo de estos días están compartiendo no pocos momentos con el alumnado del José Uruñuela para desarrollar esa parte más didáctica de su viaje a la ciudad.

La colaboración entre el ballet de San Petersburgo y el Conservatorio de Danza José Uruñuela empezó a cimentarse hace tres años de la mano de Carmen Tercero, anterior directora del centro gasteiztarra. En 2016 se produjo un primer viaje hasta la ciudad rusa, actuación incluida en un festival de escuelas de danza. Ya en 2018, alumnado del conservatorio acudió a Andorra para actuar en Scherezade junto a destacados intérpretes del teatro Mariinsky, sin perder de vista que justo el pasado mes de junio, la sede del Uruñuela acogió una semana de formación especial a cargo de dos bailarines procedentes de San Petersburgo. Asimismo, como se mencionaba al principio, en noviembre se produjo un nuevo viaje de ida que ahora tiene su vuelta. La intención es, además, seguir dando continuidad a esta colaboración.