Sus ataques siempre fueron incruentos y divertidos, entre el vacile continuo y el primitivismo musical punk. Por algo a Los Nikis se les conoció como los Ramones de Algete. Malinterpretados por la ultraderecha, el cuarteto ve ahora agrupadas en un triple CD, Los Nikis contraatacan (Warner), todas sus grabaciones, las clásicas, rarezas y su EP reciente, editado dos décadas después de su separación. Muy pocos recuerdan a Los Nikis cuando se echa la vista atrás a la década de los 80. Los recopilatorios, que siempre incluyen La chica de ayer, Escuela de calor, Bailando, Cuatro Rosas o Cadillac solitario, les dejaron siempre de lado a pesar de la indiscutible efectividad, potencia y carga de diversión de una banda que dio sus primeros pasos durante la Movida Madrileña.
1981 marcó su debut con un EP de cuatro canciones titulado La amenaza amarilla, que incluía el tema homónimo y vaciladas como Ernesto, un personaje peculiar que podría “romperte la cabeza con un tiesto”. Ahí, estaban ya a la vista (y oído) las virtudes del grupo de amigos que tenía al frente al cantante Emilio Sancho. Curiosamente, el líder de la banda era el bajista y compositor, Joaquín Rodríguez, y el guitarrista Arturo Pérez y el batería Rafa Cabello completaban la formación. Entre sus virtudes destacaban la divertidísima mala baba de sus letras, en la que, bien regadas con guiños a la serie b, al terror y la sangre, incidían en temas de calado como la avaricia, la venganza, la pederastia, el imperialismo, el ardor sexual, el nazismo o el suicidio, con una banda sonora tan simple como efectiva, heredera claramente del punk pop raka-raka de Ramones.
tres discos Los Nikis contraatacan, esta antología de 3CD con todas sus grabaciones oficiales de los siglos XX y XXI, que tiene como alternativa menos completista un vinilo con 18 temas, incluye hasta 65 canciones. Agrupa sus EP, tres discos de larga duración, algunas rarezas e, incluso, las canciones editadas hace unos meses, que no suponen un regreso como tal del cuarteto, que no actuará en directo. Esta antología integral, que concluye con la flagrante injusticia de su olvido, permite recuperar clásicos como Pasión por los decibelios, Maldito cumpleaños, Enrique el ultrasur o Brutus, el perro que no podía ladrar porque siempre tenía la boca llena... ¡de pantorrillas humanas! Y también sus dos mayores éxitos, Por el interés te quiero Andrés y El imperio contraataca, que lograron hacer sonar en radio comerciales y la televisión, a pesar de la falta de pretensiones de trascender del grupo. La segunda, curiosamente su canción bandera, es la que más problemas les ha provocado. Surgida como una crítica al imperialismo yanqui aunque trasladada a la España de los Austrias, ha sido utilizada por grupos de ultraderecha. Basta con escuchar sus canciones y advertir su ironía para desmontar una acusación que no se sostiene.
rarezas y temas nuevos La antología evidencia que el grupo disfrutaba también con el glam rock, el punk the The Dead Kennedys, la serie b de The Cramps y hasta las guitarras hard y casi heavies en La hormigonera asesina. Y de las versiones. Agrupa todas las que hicieron (Bosé, Leño, Patrick Hernandez, The Cascades...), así como varias rarezas, temas cara b de singles, como su versión de London’s burning (The Clash) o Navidades en Siberia, y su colaboración con Alaska en Tokyo.
Finalmente, recupera Menos de lo mismo Vol I, las cuatro canciones editadas este año, tras dos décadas disueltos. El cuarteto ha regresado al estudio de grabación en plenitud de facultades, pero no actuará en vivo. Su último repertorio resulta tan efectivo como siempre, incluye un emotivo homenaje a Ramones, Vivo sin vivir en mí, y dardos certeros e irónicos como La madre de Jimena y Me confunden con un hipster. Con la misma fórmula porque, cuando funciona, ¿para qué cambiar? Muy grandes.