Con un Mendizorroza con algo más de media entrada, el Festival de Jazz de Vitoria se reencontró ayer con su escenario de referencia, que volvió a convertirse, como es tradicional, en un santuario para los espirituales y el góspel de la mano de The Golden Gate Quartet, a pesar de que Paul Brembly tuvo que repetir un par de veces al personal: “dejen sus móviles y disfruten de la música; no se puede entender la música mirando a la pantalla”. ¡Qué gran verdad!. Anécdotas a un lado, el concierto, que empezó con algo de retraso, fue un amplio repaso de temas propios y canciones de sobra conocidas como Down by the riverside, que fue cuando los tres músicos acompañantes del cuarteto se unieron a la fiesta, que tuvo su ración de palmas, coros y detalles habituales en estos casos. Foto: Alex Larretxi