Madrid - El Museo Thyssen Bornemisza vuelve a unir moda y pintura en una magna exposición que rinde homenaje al gran maestro Cristóbal Balenciaga y a los genios de la pintura que le inspiraron. Balenciaga y la pintura española entrelaza, puntada a puntada desde el 18 de junio hasta el 22 de septiembre, cuadros de Zurbarán, Goya, El Greco, Zuloaga o Velázquez con piezas únicas de la “historia de la moda”, dejando al visitante ebrio de imágenes de trazos excepcionales, con brotes de grandeza de la “magia” y el “hechizo” del modisto español, explicó Eloy Martínez de la Pera, comisario de la exposición.

“Antes de Balenciaga está Cristobal, que con doce años sabía que tenía talento para ser un gran diseñador de moda”, añade Martínez de la Pera, junto al cuadro de la reina Ana de Austria de Bartolomé González. “La exposición trata de un personaje influyente, admirado e inspirador. No ha habido otro más grande que él, incluso sus coetáneos le apodaban el maestro”. El comisario aseguró que la moda ha estado en los museos “siempre”, mientras señala un cuadro de Isabel de Valois para demostrarlo, “estilismo al más alto nivel”. Brocados de seda, cuentas de azabache, flores, tul bordado con hilos de ángel, satén, organza, visón, láminas de acetato o cloqué adamascado son algunas de las telas con las que el maestro confeccionaba diseños de alta costura inspirados en retratos de la corte. Martínez de la Pera asegura que el diseñador de Getaria ha cambiado nuestro guardarropa con formas con las que ahora “las millenials tienen abarrotado su armario”, como son los cortes de pavo real de faldas o los baby doll. Capaz de ejecutar los volúmenes más vanguardistas, Balenciaga también era maestro de la sencillez, como lo demuestra el diálogo de tres cuadros de monjes de Zurbarán, de un blanco inmaculado, que le sirven de espejo para confeccionar cuatro trajes de novia donde se refleja “la sencillez, la religiosidad y el misticismo”.

Setecientos metros cuadrados llenos de “luz, imaginación, de vida que salta desde la pintura”, con piezas de grandes coleccionistas privados como Alicia Koplowitz o Juan Abelló, cuadros de la Casa de Alba o Carmen Thyssen, además de obras de grandes museos nacionales e internacionales. La exposición, que se lleva fraguando desde 2013, ha contado con el beneplácito del diseñador Hubert de Givenchy

Balenciaga “nunca llegó a entender el prêt à porter porque sabía de las imperfecciones del cuerpo de una mujer. Ninguna era igual a otra y supo adaptar la tela y el diseño para soslayar esas imperfecciones”, apunta el comisario, una razón por la que consideró la moda como algo “único”, “exclusivo”, concluye Eloy Martínez de la Pera. Como así son cada uno de sus diseños. - Efe