El museo etnográfico del pueblo alavés de Artziniega se puso en marcha por iniciativa de sus vecinos hace ya 35 años. Su idea era preservar cierto patrimonio de la villa que, por el cambio de su modelo de vida, estaba desapareciendo. El éxodo rural vivido -como en todos los pueblos del País Vasco y España especialmente a partir de los años cincuenta del pasado siglo- la instalación de industrias ocupando espacios rurales donde antaño había cultivos y pastos, provoca que la vida en todas las comarcas rurales del Estado mute rápidamente. Y así muchos vecinos de Artziniega aportaron de manera altruista y voluntaria objetos cotidianos, herramientas de labranza, piezas de artesanía? de sus padres, madres, abuelos y abuelas? para poner en marcha un museo que sirviera para preservar la memoria de las generaciones pasadas y transmitirlas a las futuras. Una “cápsula del tiempo” abierta al público que hoy es una valiosa herramienta para conocer la cultura rural de antaño. En sus 1700 m2 de exposición permanente, nos encontramos con espacios ambientados que reflejan la forma de vida del pueblo, sus costumbres, creencias? del siglo XIX y comienzos del XX. Los vecinos se constituyeron en la asociación Artea para gestionar esa memoria que se ubicaría en un edificio cedido por su Ayuntamiento. Un, por lo tanto, interesante proyecto de participación ciudadana, autogestión, cogestión, voluntariado? Pero, una vez más, el dinero -que es el ingrediente más importante para muchos de los que nos gobiernan- ha sido el germen de un conflicto. Y la asociación cerró las puertas del museo, por muchos considerado como el mejor en su género de Euskadi, el pasado mes de diciembre hasta que dicho conflicto no se solucione.

La asociación que ya a finales de 2017 hizo saber a su Ayuntamiento los problemas económicos que se planteaban para poder abrir con visitas didácticas, culturales y guiadas del museo y atender el punto de Información Turística situado en el mismo durante el año 2018, como consecuencia del cumplimiento del Convenio Laboral que atañe a guías turísticas. Después de reunirse varias veces con aquel poniendo sobre la mesa varias propuestas de solución, el colectivo se encuentra en la casilla de salida: la falta de financiación para abrir el museo. “Las personas voluntarias que conformamos Artea no estamos dispuestas a asumir el coste de la apertura del museo con nuestro patrimonio por lo que a partir del día 2 de enero de 2019 no abrirá hasta que no cambien las circunstancias.”, declaran. Y es que, Artea, como gestora, es la responsable del contrato de las guías turísticas, que no se renueva desde 2004 y que toca ampliar por ley de 61.000 a 78.000 euros anuales. El Ayuntamiento no aporta esa diferencia. La Diputación aporta 35.000 euros anuales. Luego el conflicto se está dando por el “chocolate del loro”. Pero claro, una vez más hablamos de Cultura y no de fútbol, festivales de televisión, ferias de vino o esculturas de luz.