andan los despachos políticos en Madrid agitados y empeñados en buscar una fórmula para designar a quien deba ser, ella o él, Presidente del Consejo de Administración de RTVE y miembros de dicho órgano, en un intento inocente y ya veremos si malogrado o acertado de poner a un profesional, ducho en la gestión y animoso en el empeño para enderezar el rumbo de un grupo de medios que debe de satisfacer la pluralidad y democracia de la sociedad española, pagadora de impuestos que nutren las arcas pagadoras de radio y tele pública estatal.

Desde hace semanas, Madrid es un hervidero con llamadas, mensajes y conspiraciones para encontrar la figura ideal que devuelva a RTVE esplendor, credibilidad y audiencia, aparte de encontrar un modelo financiero que no necesite de las inyecciones públicas para sufragar déficits y agujeros económicos de variado calado que lastran la existencia de una empresa motivo de escándalo por malas gestiones, manipulaciones informativas y comportamientos escasamente profesionales en una sociedad avanzada y democrática.

Asar la manteca es un popular dicho que descubre a quienes se atreven a hacer experimentos con gaseosa, y el método elegido para dar con el nombre que asuma el alto mando de esta nave, no parece el idóneo para tal patronaje. Rosa María Mateo ha sido elegida como administradora general única, como medida de transición mientras se renueva el consejo de RTVE. 17 candidatos admitidos y 86 excluidos hablan de un proceso farragoso, que hace de los pretendientes candidatos de los que se entiende saldrá el gerifalte máximo, que debe enderezar el rumbo de una nave en ocasiones errática y confusa. Este método de selección trata de evitar la politización y el clientelismo de los nombramientos en la Corporación. Lo dijo el ministro Corcuera que los experimentos debían hacerse con gaseosa, y este suena a extraño avatar del destino para RTVE.