madrid - David Trueba vuelve a las salas cinco años después de su premiada Vivir es fácil con los ojos cerrados y lo hace con un proyecto muy íntimo que, según explica, enlaza directamente con su última novela, Tierra de campos en un diálogo que prueba que, sin ideales, “la vida es invivible”. “En España, la gente puede ser escéptica o haber renunciado a sus ideales, pero la necesidad de volver a recuperar la ilusión es constante, es que si no, la vida es invivible”, afirma el director de cine.

“La gente necesita pensar que se pueden hacer las cosas de otra manera, mejorar, aunque sea levemente”, y tanto en el cine como en la vida porque, considera, “los mecanismos íntimos responden también a los mecanismos públicos”, como demuestra el inesperado cambio de Gobierno de hace unas semanas y las expectativas abiertas. Y ahí se sitúa Casi 40, explica Trueba, “un poco como ese espejo en el que mirarse, porque vivir es frustrase, pero hay que seguir intentando reservar la parte del ideal que está a tu alcance”. “Es cierto que el ideal juvenil queda maltrecho por el propio paso del tiempo, pero hay otros”, señala, algunos muy necesarios porque funcionan como “un motor invisible”.

La película cuenta un viaje por carretera de dos viejos amigos, Lucía y Fernando, que se reencuentran veinte años más tarde; son los mismos protagonistas de La buena vida, Lucía Jiménez y Fernando Ramallo, y el tiempo pasado ha corrido en paralelo a la vida de los dos actores. “Me gusta esa tensión que hay entre ellos, personas que se han conocido con 16 o 17 años, y esa especie de arquetipo que funciona, de tal modo que, cuando los ves, te recuerdan a ti y a los sueños que tenías”, apunta. Aunque añade que “hay muchas actitudes” para afrontar que casi nunca se cumplan los sueños. “Fernando -indica- usa un recurso muy cobarde, que es quedarse pensando que en el pasado todo era mejor, pero quiero creer que ella le saca de ahí y le despierta las ganas de hacer otras cosas”.

Esta pequeña película hecha por amor y fuera de las grandes productoras se estrena hoy en los cines, como dice, “igual que si fuera una de Spielberg”. “Y debe ser así, pero me hace gracia esa sensación de normalidad, de que, cuando llega el momento de estrenar, todo se iguala”, asegura. - Efe