Madrid - Niña Pastori se encuentra en un momento de su carrera en el que, sobre todo, le apetece “pasarlo bien” con la música. Prueba de ello es un nuevo álbum, el tercero consecutivo en el que la raíz flamenca no es el vehículo obligatorio de las canciones, sino la personalidad libre de su intérprete.

“No soportaría la monotonía, aunque te vaya bien con ella, porque eso mata al arte. A mí ahora me apetece divertirme. Lo necesito”, ratifica la artista gaditana durante una charla sobre Bajo tus alas (Sony Music), que se publica mañana con once canciones inéditas y colaboraciones de Manuel Carrasco, Pablo Alborán y Vanesa Martín. Al undécimo disco de estudio de su carrera llega tras el experimental Raíz (2014), en el que unió su voz a las de Lila Downs y Soledad Pastorutti para ahondar en diversos folclores, y el álbum de versiones Ámame como soy (2014), en el que probó a hacer suyos clásicos del cancionero latino, una jugada arriesgada que le salió con premio.

“Cuando un disco no funciona como crees y de repente, pum, llegan los Grammy Latinos y te conviertes en la única artista española nominada ese año, a mí eso me llenó de orgullo, eso y ser la única mujer española con cuatro galardones”, presume la gaditana.

Hay que remontarse a 2011 para encontrar un disco de flamenco más ortodoxo en su discografía, La orilla de mi pelo. Frente a aquel, en Bajo tus alas presenta un trabajo “con muchos colores”, como la balada Azotea, uno de sus “asientos” favoritos en este álbum. Un hilo narrativo se repite a lo largo de sus letras: la reivindicación de ser quien quiere ser como artista, de verdad. - Efe