Si los camerinos del desaparecido Coliseo de Bilbao pudieran hablar! Probablemente contarían la arriesgada historia de cuatro amantes del bel canto, que tras un festival catastrófico de ópera celebrado en el Teatro Buenos Aires en 1952, decidieron proporcionar a Bilbao una temporada operística de categoría. Los aventureros que iniciaron ese proyecto, que ha sido calificado por algunos como un milagro, fueron José Luis de la Rica, Guillermo Videgain, José Antonio Lipperheide y Juan Elúa.

En 1953 firmaron el documento de la constitución de ABAO (Asociación Bilbaína Amigos de la Ópera) y sus responsables empezaron a moverse por Europa para contratar a figuras de la lírica. Elúa y Lipperheide partieron rumbo a Milán para la contratación de algunos destacados nombres: Gianni Poggi, Enzo Mascherini, Adriana Guerrini, Elena Nicolai y Anselmo Colzani, entre otros.

Fueron los primeros pasos para la creación de la primera temporada lírica bilbaína, que se desarrollaría los días 16, 18, 19, 21 y 22 de agosto, con cinco funciones de abono: Tosca, Aida, Rigoletto, El Trovador y La Favorita. Pero no se conformaron con un solo festival, prepararon una segunda temporada de ópera navideña los días 25, 26, 27, 29 y 30 de diciembre, también en el Coliseo Albia, que incluía Andrea Chénier, La Traviata, El barbero de Sevilla, Madama Butterfly y un Ballo in Maschera, rememora Cesidio Niño, actual director artístico de ABAO.

Niño lleva ligado a la asociación lírica desde 1984 y ha conocido de la mano de los fundadores las historias de los orígenes de esta asociación, que se convirtió desde el principio en referente cultural para Bilbao. “ABAO ha contado siempre con las mejores voces, desde los primeros años consiguieron contratar a los grandes de la lírica, en la asociación siempre se ha apostado por la calidad vocal”, explica Cesidio Niño.

y llegó la callas Una de las voces que más expectación levantó, sin duda, fue la de María Callas. A pesar de la incredulidad de algunos, la Callas llegaba a Bilbao el l7 de septiembre de 1959, en uno de los aviones privados del magnate griego y se alojaba en la habitación 310 del Carlton. Cuenta la prensa local de la época, que la actuación tan esperada de la diva fue decepcionante. Interpretó Tu che la vanitá conoscesti, de la ópera Don Carlo, de Verdi, pero el patio de butacas no reaccionó con demasiado entusiasmo.

Otro de los cantantes más esperados por los aficionados vascos fue el tenor italiano Mario del Mónaco, considerado uno de los más grandes del siglo XX. Tras la espantada que dio en 1955, que justificaba a última hora mediante un telegrama, “por fin, Mario del Mónaco compareció un año después de lo deseado - dicen que huyendo de un problema de faldas- y cantó un Otello antológico”, describía Carlos Bacigalupe en la publicación que ABAO editó con motivo de su 50 aniversario. El tenor dramático volvería a cantar en el Coliseo en 1967, en esta ocasión, en Fedora.

Esa misma temporada también cantaba en Bilbao un jovencísimo Alfredo Kraus, que cosechó un gran éxito con Fausto. Y en 1969, Montserrat Caballé encarnaba a Manon Lescaut apoyada en dos muletas, por culpa de la rotura de un tendón rotuliano. “Aunque había cancelado una actuación en la Scala, no supo resistirse a los ruegos de la organización bilbaína”, recordaba Carlos Bacigalupe.

Pavarotti debutó en Bilbao con Manon en 1970. Cuentan que a los responsables de ABAO les propusieron en Italia contratar a una joven promesa llamada Luciano Pavarotti, pero no les interesó, querían a los mejores. Y todavía, Pavarotti no había demostrado lo suficiente. Al parecer, el tenor se presentó en el hotel y les convenció. Quizás porque apostaron por él en sus primeros años el tenor estuvo siempre dispuesto a cocinar en la villa sus famosos spaguettis.

La ABAO se jacta de no haber tenido que suspender nunca una función, ni en el Coliseo ni en Euskalduna, su sede desde 1999. Han sido varios los cantantes que se han caído del cartel por problemas personales, como el caso de Pavarotti, en 1989, pero tan solo en dos ocasiones han estado a punto de cancelarse una representación. Una fue cuando Mara Zampieri comunicó que no podría venir el mismo día que tenía que cantar un Macbeth. Los responsables de ABAO se pusieron a buscar rápidamente una sustituta y encontraron a Dunja Vejzovich, a la que le pusieron un avión a su disposición. Llegó directamente desde Sondika al escenario y la función se pudo celebrar, aunque con retraso. Y la segunda vez, esta temporada, cuando en noviembre la OSE se puso en huelga y dejó a la ópera sin músicos. El conflicto forzó a la asociación lírica a representar Don Pasquale con el acompañamiento únicamente de piano. La ABAO cumplirá 1.000 funciones el 24 de noviembre, en el estreno de Fidelio. Una fecha para celebrar.