Vitoria - Fue todo un maratón pero muy bien aprovechado. “El alumnado ha venido encantado. Ver a esos bailarines en vivo y en directo, y poder compartir escenario con ellos ha sido muy grande”, explican los profesores del Conservatorio Municipal de Danza José Uruñuela, Aihnoa Arenaza y Sergio Viana. Ambos fueron los responsables de acompañar y guiar a los once estudiantes del centro gasteiztarra que hace justo una semana estuvieron en Andorra invitados a tomar parte en una las representaciones de la gira del llamado Ballet de San Petersburgo, donde se reúnen los intérpretes principales del teatro Mariinsky.

No hubo tiempo para el descanso. El jueves 8, los integrantes de la comitiva gasteiztarra salieron de la capital alavesa en autobús a las ocho de la mañana. No fue hasta las tres de la tarde cuando llegaron al auditorio Claror del Centre Cultural i de Congressos Lauredià, en San Juliá de Lória. El primer ensayo estaba esperando. “Nuestros alumnos tienen una buena preparación física para afrontar tantas horas de viaje y ponerse a trabajar; además, para evitar cualquier problema lo que tienes que hacer es un buen calentamiento”, describe Viana.

No hubo tiempo que perder. El viernes estaba esperando la actuación como cuerpo de baile para dar vida a Sherezade. Por supuesto, antes hubo más ensayos y preparaciones, todo enfocado a ese momento de encontrarse con el público. “Nuestros alumnos tienen nivel. Y pudimos aportar y ayudar. Para nosotros era un reto muy interesante y el resultado fue muy bueno. Al público le gustó muchísimo” recuerda el profesor, al tiempo que señala que conociendo a los intérpretes del centro alavés también estuvieron miembros tanto del Ayuntamiento de San Juliá de Lória como del Gobierno del Principado de Andorra.

“San Petersburgo es un centro cultural en el que a nivel político también se trabaja para desarrollar diferentes encuentros artísticos con otros pueblos del mundo. Es un estilo de intercambios que deberíamos hacer desde aquí. Por supuesto, tenemos el apoyo del Ayuntamiento de Vitoria y del Gobierno Vasco y eso está muy bien, pero ojalá pudiéramos apostar más por este tipo de propuestas”, reflexiona Viana.

Eso sí, el encuentro con los bailarines procedentes de tierras rusas no se quedó allí. El sábado tomaron parte también en una master class específica, a la que acudieron además tres personas de la escuela de danza de Andorra. “Los chavales estaban cansados pero la motivación de hacer esa clase con esos bailarines principales que habían visto en el escenario fue mucho mayor que cualquier cansancio. Siguieron la clase sin problema. Al final, además, los bailarines fueron maravillosos y dedicaron su momento a los autógrafos, a hacerse fotos...”, rememora Arenaza.

“Nosotros no tenemos muchas oportunidades de ver a estos bailarines en un teatro; les observamos mucho en Youtube. Pero ahora hemos podido compartir escenario con ellos. Y no sólo hemos podido ver cómo bailan, sino también cómo viven. Además, el hecho de que te den una clase, que te corrijan, que estén pendientes de ti... no tiene precio”, describe la profesora.