En el medio plazo, pensando en el próximo curso, el objetivo de Oihaneder Euskararen Etxea pasa por poner en marcha una escuela creativa en su sede de lo alto de la colina gasteiztarra, una iniciativa planteada como actividad extraescolar que se articule a través de sesiones semanales. La idea busca generar momentos en los que los jóvenes puedan desarrollar su impulso artístico a través del contacto con otros y en euskera, ofreciéndoles las herramientas y experiencias necesarias aportadas por quienes ya cuentan con trayectorias culturales consolidadas. Bajo estas mismas premisas, y a modo de anticipo, entre los próximos 3 y 7 de abril se llevará a cabo una convivencia en Campezo para la que existen 20 plazas disponibles pensadas para personas de 14 a 18 años.
El punto de encuentro será la casa rural Ibernalo. Será allí donde se desarrolle Gazte Sortegiak, una estancia creativa en la que habrá cuatro jornadas temáticas dedicadas, cada una de ellas, al bertso, la música, el audiovisual y el teatro. De conducir esos acercamientos se encargarán, respectivamente, Oihane Perea (ganadora en cuatro ocasiones -la última en 2017- de la txapela alavesa del bertsolarismo), el cantante, guitarrista, compositor y programador Jon Basaguren, la directora y guionista Maider Oleaga y el actor, director y co-fundador de Baratza, Unai López de Armentia.
sus intenciones Antes de que llegue ese 3 de abril -el plazo para inscribirse termina el 11 de marzo-, los cuatro agentes culturales coinciden en dos ideas básicas. Por un lado, que en una única jornada no quieren entrar en profundidades teóricas sino proponer a los jóvenes encuentros muy prácticos en los que también poder aprovechar lo hecho otro días. Por otro, que los cuatro, si pudiesen volver a esa etapa vital entre los 14 y los 18, aceptarían tomar parte en la iniciativa sin pensarlo.
“No se trata de que, como nosotros tenemos 15 o 20 años más que ellos, les vayamos a decir cómo tienen que pasar su tiempo libre y cómo tienen que canalizar su creatividad”, dice Basaguren, sino que la idea es disfrutar, compartir... “y si algo les llama de manera especial, que tengan la posibilidad de elegir”. En su caso, a la localidad acudirá con una guitarra eléctrica, un amplificador, un ordenador y algún micrófono, apunta el músico, que también ha desarrollado, con adultos, su faz de profesor de euskera. “Lo que siempre he sentido, incluso como alumno, es que si ves que la persona que te está intentando enseñar lo hace con pasión e intenta transmitir esa pasión, todo es más fácil”.
Una de las intenciones del músico es usar en su jornada algunas de las creaciones que, con el bertso como base, se generen de manera previa con la visita de Perea, quien tiene claro que “el arte no es una sucesión de compartimentos estancos; yo misma he flirteado con la música y con el teatro, así como con otras disciplinas, sólo que al final opté por el bertso”. Su intención, desde la experiencia que además le dan sus años de monitora y de profesora en las bertso eskolas, pasa por “que las personas que acudan se vean capaces; el bertsolarismo no es una cosa tan difícil como algunos piensan”. No en vano, ellos y ellas “están en un momento muy interesante de la vida” así que “poder acercar la creatividad en euskera a sus manos puede ser una muy buena inversión de futuro para Araba”.
También ese bagaje cultural y educativo, incluso con gente más joven, se da en la figura de López de Armentia, tanto su residencia en Inglaterra como en Gasteiz. “Quiero hacer algo que les despierte curiosidad. Están en una edad en la que, de repente, haces un taller de lo que sea y a una persona que está pensando qué va a hacer en su vida, igual le puedes despertar algo”, comenta el intérprete, que intentará “sacar, desde una energía coral, estímulos más individuales” tomando como punto de partida su propia práctica artística, lo que en los días precedentes se haya podido generar en los encuentros con el bertso o la música y sirviéndose de otras herramientas como los ritmos que se pueden generar con el cuerpo.
“Con cosas sencillas se puede aprender mucho”. Bajo esa premisa, y sabiendo que el tiempo es limitado, Oleaga está perfilando lo que propondrá a los asistentes, más allá de que “siempre nos tenemos que dejar sorprender por el instante y entender el arte como una búsqueda creativa y de mirada atenta al mundo y a lo que nos rodea”. En esta línea, la creadora explica que “el cine me parece una herramienta esencial para conocer la complejidad y los misterios del mundo. Hoy hay mucha información que nos viene a través de imágenes y sonidos. Poner a personas jóvenes en la situación de crear, de ser conscientes de que hay un encuadre, de que hay alguien que genera un tipo de imágenes que luego te crean una serie de emociones que no sabes de dónde vienen... es lo que me motiva. Quiero ubicar a cada uno de los participantes en la situación de tener que pensar, generar y experienciar el acto creativo de hacer una pieza audiovisual”.
Desde la enseñanza reglada Los cuatro coinciden al señalar que si iniciativas como ésta son necesarias es, en parte, porque en los planes de estudio de los centros educativos, las enseñanzas relacionadas con la cultura están en retroceso. Por eso, “lo único que podemos hacer es aportar nuestro granito de arena”, dice Basaguren.
“Estamos viendo -apunta Oleaga- que en el sistema educativo cada vez están quitando más las asignaturas que nos hablan de una parte que es esencial para convivir y para crecer como seres humanos, que es la parte del desarrollo de nuestra condición humana. El arte es esencial. Y lo audiovisual todavía tiene incluso más peso puesto que es algo que está hoy por todas partes. Siempre hay alguien detrás de lo que vemos, alguien que quiere o vendernos algo o generarnos unas ideas. Eso se crea y hay que ser consciente de ello”.
En este mismo sentido, López de Armentia apunta que “la educación no está pensada para aprender o pensar, sino para memorizar, para que el día de mañana, en el mundo laboral, estés callado, memorices rápido y punto. Si de verdad quieres educar a personas, el 60% de las horas que pasan los chicos y chicas en los colegios las tendrían que dedicar a hacer cosas mucho más creativas para desarrollar sus cabezas y sus cuerpos”.
“Porque la cultura está un tanto desaparecida de la educación reglada nos llaman a Arabako Bertsozale Elkartea desde los centros escolares y nos piden que vayamos en horas lectivas para desarrollar los programas que tenemos. Eso denota que ahí hay una asignatura pendiente con la cultura, la oralidad, el arte...”, describe Perea, quien, además, ve con cierta preocupación que no aumente el uso del euskera. “En las bertso eskolas vemos cómo la gente joven apuesta por el idioma en cuanto nota que disfruta y lo hace en euskera. De alguna manera, habría que asentar la creatividad y el euskera en el horario lectivo para que luego, fuera de las paredes de la escuela, eso se puedan desarrollar todavía más”.