dice la eterna canción del imperecedero Julio Iglesias que la vida sigue igual, que el pasar de los días es como un río de continua experiencia y necesidades de vivir, y no le falta razón al trasnochado galán en tierras americanas. Nos viene al pelo esta filosofía barata hecha canción, para aplicarla al mundo de nuestra querida, odiada, divertida, penosa tele que nos acompaña indefectiblemente durante más de horas/día de nuestro cotidiano existir.
El modelo de tele del estado parece firmemente asentado en el negocio y las audiencias y así la pasta se la reparten entre dos grupos, uno italiano, el de Mediaset y otro hispano con la familia Lara al frente. Ambas empresas privadas cotizan en el mercado de valores y parece que las cosas no les van mal, porque mantiene sus ofertas básicas y siguen presentando resultados del agrado de sus accionistas.
Tele pública y privada coexisten con elegancia y buen hacer y cada uno va a lo suyo que el gallinero da abundantes huevos para sabrosas tortillas. La 1, televisión controlada férreamente por el poder político del PP, se mantiene en la pelea con productos dudosos del servicio público, amparándose en una financiación espesa a base de falsos planteamientos de patrocinio.
Series, talent show, películas, retransmisiones, informativos, debates, magazines, realities son mimbres que definen una tele generalista, muy parecida en sus planteamientos y repetitivas en sus fórmulas de programación. La audiencia sigue fiel a las teles que suman millones de espectadores cada noche en el entorno del prime time que gratifica o castiga propuestas de las cadenas. Esto no tiene pinta de cambiar, sino al contrario cada uno se afianza en sus programas y solamente los informativos crecen/decrecen en función de la actualidad, últimamente calentita y agitada. Terminamos año así que feliz entrada en 2018. Urte Berri On!