Vitoria - “El baile irlandés requiere una forma física y un trabajo bastante duro. Incluso te llegas a preguntar, con los bailes sociales, cómo podía aguantar la gente este tipo de danzas antiguamente sin una botella de oxígeno a mano. Hemos tratado de reconstruir algunos bailes que se hacían en las antiguas reuniones celtas y hemos llegado a la conclusión de que estaban en muy, muy buena forma”, sonríe Valeria Gorokhvodatskaya. Tanto ella como su hermana Polina, que son co-fundadoras y componentes de Nuala Irish Dancers, acuden mañana a la capital alavesa para tomar parte en la quinta edición del festival solidario Aitzina Folk. Será en la Escuela Luis Aramburu donde, entre las 17.15 y las 19.15 horas, propongan un taller en el que repasar y practicar diferentes estilos y ritmos (los pases están disponibles a 20 euros cada uno).

“La danza irlandesa es muy variada y compleja. Así que nuestra idea es acercarnos, primero, a los céilí, que son los bailes sociales irlandeses. Hay una variedad infinita pero haremos los más divertidos y famosos. Después pasaremos a la danza más moderna, que hay dos tipos. Uno que es soft shoe o zapato blando. Nos parece interesante tratar esto en Vitoria porque las danzas tradicionales vascas tiene algunos movimientos bastante parecidos. Así que nos interesa mucho ver qué pasa. Y luego haremos también el hard shoe o zapato duro, o claqué irlandés, que tal vez es la disciplina más popular y famosa. Todo el mundo quiere hacer esto por el ruido y porque han visto los shows como Lord of the Dance”, explica la artista, quien además adelanta que tanto ella como su compañera y los asistentes al taller que quieran podrán colaborar en el concierto posterior que en Artium dará el grupo gasteiztarra Kolme Katu.

“Es cierto que en esto del baile hay modas. Un año todo el mundo quiere hacer Bollywood y al año siguiente todo el mundo está loco por la salsa. Pero no creo que con la danza irlandesa haya pasado esto. Quienes vienen a nuestra escuela en Barcelona, por ejemplo, son personas que están interesadas por la cultura irlandesa, que sienten una cercanía con ella”, opina Gorokhvodatskaya, que comparte con su hermana un curioso camino vital hasta llegar al momento actual. “Desde pequeñas nos ha gustado la danza. En Rusia nos formamos en distintos tipos de baile, empezando por la danza clásica, de carácter... Después tuvimos otra etapa en la que hicimos bailes de salón en modalidad deportiva. Realmente, siempre queríamos bailar y llegamos a hacer hasta percusión corporal. Pero en 1994, viendo Eurovisión, nos encontramos en la televisión a Michael Flatley y Jean Butler mostrando un trozo de Riverdance. Eso cambió nuestras vidas. Queríamos hacer eso, aunque en Rusia no había dónde formarse”.

Tiempo después, eso sí, apareció Barcelona en sus trayectorias. “Cuando llegamos empezamos a redescubrir la danza irlandesa. Fuimos a ver un concierto de Carlos Núñez y allí participaba un grupo de danza irlandesa catalán. Les llamamos y así encontramos nuestra primera profesora. Barcelona es como un meeting point enorme en la que hay un cruce de culturas bestial. Así que poco a poco nos fuimos formando, aprendimos mucho, fuimos haciendo actuaciones y aquí estamos”, educando ahora a otros y desarrollando distintos proyectos. Mañana, eso sí, su camino pasa por la capital alavesa.