MADRID. "Me gustaba utilizar el sufijo 'infra', porque remite a toda esa gente que está por debajo y que tiene que hacer el doble de ruido para ser tomada en cuenta", explica durante una charla con Efe a propósito de su noveno disco de estudio, en el que aborda, entre otros temas, el drama de los refugiados, la regresión en derechos sociales y laborales o el rebrote de movimientos de ultraderecha.
No hay que irse tan lejos como EE.UU. para asustarse por las recientes marchas de supremacistas blancos. "Aquí no nos veo libres de ello y me extraña especialmente con los jóvenes. Parecían ideas superadas, pero se ve que en cuanto dejas de remar, la marea te echa para atrás", observa Urbizu (Lekumberri, 1977).
En "Infrasoinuak", título del nuevo álbum, apelan también a esas otras lenguas como el euskera, en el que siempre han cantado, que tienen que hacer como mínimo el doble de esfuerzo para abrirse hueco en un mercado copado por el inglés y el castellano.
"El idioma es importante cuando tienes algo que decir. No quiero que se nos recuerde por ser un grupo que canta en euskera, sino por hacer buenas canciones y buenos directos. Si lo hacemos en nuestra lengua madre es porque le damos mucha importancia a las letras", precisa.
Y en estos textos hablan mucho de ser una sociedad presa "del cortoplacismo y de la búsqueda de votos", como se ha visto en los últimos acontecimientos en el Estado, donde a su parecer "ha faltado política para tratar un problema político".
"¿Quién es capaz de centrarse en los infrasonidos con todos estos fuegos artificiales, estímulos y noticias?", se pregunta a continuación, entre canciones que denuncian el excesivo "culto a la imagen, a la superficialidad y a la opinión expresada al segundo".
Grabado en Fort Collins, en Colorado (EE.UU.), "Infrasoinuak" se publica 3 años después de "Denbora da poligrafo bakarra", que fue "un álbum muy especial", parido en un contexto de celebración de 20 años en la música, para lo cual grabaron tres discos con tres productores distintos.
Repiten con uno de ellos, el estadounidense Bill Stevenson, miembro del grupo de punk Descendents, al que han permitido esta vez trabajar con una meticulosidad que contrasta con el cliché del estilo. El resultado es un sonido limpio pero contundente, "inmediato y corto", sintetizado en diez canciones.
"Podría parecer que nos hemos acomodado, porque además es menos experimental que otros trabajos, pero ha nos ha costado más hacer esta decena de temas que los 20 del álbum previo", confiesa Urbizu, contento por el hecho de que Stevenson le haya encontrado también el tono a los temas más emotivos del álbum.
Una vez más, lo lanzan a la calle como un álbum autoeditado. "La impresión que busco con los discos de Berri Txarrak es que recibes una carta escrita a mano, no 100.000 facturas a ordenador, un toque artesano, que es muy difícil de conseguir con una gran discográfica", considera.
A finales de enero arrancará su nueva gira en Asia y viajarán por primera vez a Australia. Ya en marzo empezarán los conciertos en el Estado, con un concierto en el BEC! de Bilbao y otro en La Riviera de Madrid en abril, donde este año ya protagonizaron un lleno apoteósico que contrastó con su cacareado y reciente concierto en Nantes (Francia) ante una única persona.
"Cuando suceden estas cosas, se suele disimular. Si lo contamos, fue para remarcar que también es nuestra realidad. Sin embargo, al adquirir un carácter viral intentamos pararlo. Me parecía un insulto que tomara esa dimensión, ya que para muchas bandas lo de Nantes es su día a día y para nosotros, afortunadamente, una excepción", comenta.
¿Se plantearon cancelar? "Nunca. Jamás lo hemos hecho por no haber vendido suficientes entradas, porque se lo debes a la gente que sí ha ido", proclama el músico.