BARCELONA - La decisión de trasladar la sede de la editorial a Madrid, no afectará, sin embargo, a la concesión del LXVI Premio Planeta de novela, que se fallará hoy en el Palau de Congressos de Catalunya, en Barcelona. La fecha es inamovible porque es el día de Santa Teresa, la onomástica de la mujer del fundador, José Manuel Lara, que eligió el día como homenaje a su esposa. La cena congrega a cerca de un millar de personalidades del ámbito cultural, político, económico y social de Catalunya. Suelen asistir miembros del Gobierno central, de la Generalitat e incluso de la Casa Real. El año pasado, Felipe VI y Puigdemont cenaron juntos, pero este año, la imagen no se repetirá. La Casa Real ya ha dicho que no asistirá a la tradicional cena. Tampoco acudirá el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, que enviará a los consellers Santi Vila (Empresa y Conocimiento) y Lluís Puig (Cultura). Por parte del Gobierno central, se sentarán en la mesa presidencial el secretario de Estado de Cultura, Fernando Benzo.

Diez novelas son finalistas en esta LXVI Premio Planeta, al que se han presentado 634 obras, un récord de participación en la historia del galardón, que cuenta con el premio mejor dotado económicamente de las letras españolas, 601.000 euros para la obra ganadora y 150.250 para la finalista. En el conjunto de finalistas “hay espacio para todas las tendencias, con un dominio de la novela histórica y el ámbito social contemporáneo, si bien no se refleja el debate político soberanista”, respondió el editor al preguntársele si el monotema político aparece en alguno de los originales.

El escritor y miembro del jurado Eslava Galán destacó de entre las novelas finalistas El astrónomo, de Heinrick Von Kügel (pseudónimo), que definió como una novela ambientada en el siglo XI y que lleva a lugares exóticos como Persia, y que comparó con El médico, de Noah Gordon.

También citó el título Es que tengo hambre, de María Eugenia Mayobre JJahn, en el que una venezolana viaja a EEUU para ayudar a su suegra a perpetrar un suicidio asistido. “No se trata solo de un debate sobre la eutanasia, tiene toques de humor”, en opinión del miembro del jurado.

En La nueva vida de Penélope, otra novela finalista, una mujer casada y aburrida emprende una aventura fugaz con un hombre misterioso. Bella Linardi (pseudónimo) lleva al lector a Tánger en un “cóctel literario perfecto de misterio y emociones”, según el jurado. Primera parte, de Antolín Sánchez Lancho, es una novela coral en torno a la preparación de un triple secuestro aéreo en la Venezuela de los 80, entremezclada por “complejas situaciones personales”.

Mujeres rotas, de Voli estas povi (pseudónimo), es una novela con tres generaciones familiares, que esconde “secretos de familia”, mientras que La isla de las musas, de Ricardo Pedreira Ulloa (pseudónimo), transcurre en una isla familiar gallega en el año 36, con un escritor alcóholico en horas bajas como protagonista. El infierno bajo la piel, de Jesús Miguel Martínez, es “una novela negra pura y dura” con un policía de Caracas como protagonista de la investigación del asesinato de un ministro.

En La montaña artificial, de Victoria Goodman (pseudónimo), un experto sigue el rastro del santo grial en literatura y el arte, que se complica con el asesinato de uno de los miembros del grupo investigador.

A la sombra de una mentira, M.Palma Medina lleva al lector al seno de una intriga policíaca que arranca con la recepción por parte de un juez de una película con el asesinato de dos adolescentes. Por último, Una fea encantadora, de Eva Florencia Benavidez, propone una novela romántica ambientada en la Inglaterra victoriana, en que una joven tiene cinco temporadas para no convertirse en una “solterona”. - A.E./M.R.