Vitoria - Él es un baserritarra algo rudo y cabezón. Ella es una bibliotecaria de ciudad. Entre ambos, aunque parezca mentira al principio, surge la chispa. Iker Galartza y Aitziber Garmendia vuelven a unirse sobre las tablas para dar vida a esta historia creada por Katarina Mazetti.
Tres años después de su estreno, y aunque la siguen representando, tanto Iker Galartza como usted están también en otras ocupaciones profesionales. ¿Complicado volver a engancharse a la obra?
-No siempre es sencillo, la verdad. Es verdad que tanto Iker como yo estamos en otras funciones de teatro y, de repente, cuando volvemos a la carga con este montaje, nos solemos juntar para repasarlo todo. Puede costar un poco al principio, pero hemos hecho la obra tantas veces que ya la tenemos muy interiorizada. Es casi parte de nosotros.
Eso sí, en estos tres años no han parado tanto dentro como fuera de Euskadi.
-La verdad es que ha sido curioso. Al principio, estrenamos el montaje en euskera y, claro, íbamos por las plazas que ya conocemos y en las que ya nos conocen. Pero cuando estrenamos en castellano y empezamos a salir fuera de Euskadi, la recepción fue totalmente distinta. El humor cambia de un sitio a otro y ha sido un descubrimiento bastante curioso. El público se ríe en otros momentos, por otras cuestiones distintas. Es verdad que la historia es universal. No deja de ser un relato de amor entre un chico y una chica que son muy distintos el uno del otro. En un principio se caen fatal, pero luego surge la historia de amor. Pero depende dónde lo cuentes, los puntos de enganche son diferentes.
Sin ánimo de ofender, pero su personaje, la que está al otro lado de la tumba, es un poco... elitista.
-(Risas) Es así. Es una bibliotecaria que se cree muy culta y muy paciente, pero tiene también su lado oscuro, salvaje y animal como lo tiene todo el mundo. El personaje de Iker, al principio, parece más brutote, aunque al final se puede ver que incluso tiene algo más de humanidad que ella, por lo menos en ciertos momentos. Aún así, te digo que defiendo a mi personaje totalmente porque me parece que también representa un grito a lo femenino y la lucha feminista. Es una persona que ha luchado y estudiado mucho para llegar hasta la posición que ocupa. Y de repente, de buenas a primeras, él le pide que deje todo y se traslade al caserío. Lo tiene que abandonar todo y dejar a un lado esa autonomía que le ha costado tanto conseguir. Yo, en este punto, me mantengo firme. Apoyo a mi personaje hasta el final.
Se supone que agosto es sinónimo de vacaciones para la mayoría, pero hoy les toca trabajar en Araia...
-Sabes lo que pasa, que le tengo mucho cariño al escenario de Araia. Sólo he estado una vez actuando y fue hace justo diez años. Y recuerdo aquella ocasión con tanto, tanto cariño... fue una representación especial para mí, con un espectáculo de Tanttaka que se titulaba Mujeres en sus camas. No te miento, tengo un recuerdo muy vivo de aquella cita y por eso me hace especial ilusión volver y que sea diez años después. Es como una manera de cerrar un círculo maravilloso. Así que sí, será agosto y muchos tendrán vacaciones, pero para mí es una representación que voy a coger con ganas especiales.
Sigue en el teatro con otros montajes, tiene también su camino en la televisión... ¿hay que pararse en algún momento para saber dónde está?
-No. En esta profesión es muy fácil saber elegir, saber decir qué es lo que quieres hacer y qué no. Yo, por ejemplo, ahora llevo unos meses alejada de la televisión porque también quería tomar un poco de aire y dedicarme más al teatro, también a seguir formándome en Madrid. Ha sido una decisión consciente, aunque te reconozco que tomada con cierto miedo. Siempre te planteas cuando haces algo así si luego vas a poder volver o si se te pueden pasar determinadas oportunidades. Pero si quieres crecer más, son riesgos que hay que tomar. En esta ocasión me ha salido bien porque en septiembre seguiré con la televisión. Pero si me hubiera salido mal, tampoco pasaría nada. En esta profesión, hay que saber decidir muy bien qué es lo que quieres hacer y cuándo.