Vitoria - Son dos ámbitos de la creación que se tocan y cruzan de manera constante. Poesía y música se conocen bien, se sienten cómodas la una con la obra, se relacionan con fluidez, más allá de que en ocasiones el resultado sea más acertado que en otros. No en vano, no es fácil acertar con dos lenguajes tan propios, singulares, específicos, característicos. De todas formas, la propuesta que Eduardo Moreno hace en Poeta se sale de lo que, por lo general, suele producir el encuentro de las palabras con las notas. No se trata en este caso de llevar versos a melodías, sino de componer sonidos a partir de las sensaciones, ideas, emociones nacidas de la lectura de poemas que, en este caso, hablan de lo cotidiano.

Así, el músico, compositor, director e investigador alavés ha tomado como punto de partida las creaciones de siete poetas para trasladar sus impresiones a la partitura y de ahí, a través del piano, conectar con el público. “De cada poema he intentado quedarme con la esencia” para reinterpretarla y proponer 16 composiciones que hablan por sí mismas.

“Lo que he hecho es rodearme de poetas a los que he conocido de manera personal, salvo en un caso, autores que hablan de cómo es mi vida, de lo que nos pasa a las personas todos los días”. Antonio Gamoneda, Armando Buscarini, Federico Ruiz de Mendarózqueta, Itziar Galparsoro, Miguel Ángel Aguirre, Luigi Anselmi y Sonia San Román son quienes han servido de inspiración desde sus versos.

En las manos de los pianistas Satxa Soriazu y de Sergio Gutiérrez ha estado materializar las notas compuestas por el creador de Laguardia a través de dos sesiones de grabación realizadas los pasados marzo y abril en el Conservatorio Profesional de Música Oreste Camarca (Soria). “Lo que más me ha preocupado ha sido encontrar el equilibrio y hacer un disco coherente, que tuviese continuidad y discurso, que creo que es la palabra que le faltaba a mi música”, describe Moreno a l ahora de presentar el álbum editado por la firma gasteiztarra Sonora Estudios a través de su sello Rara Avis.

“Compongo por muchas razones y una de ellas es que disfruto mucho cuando oigo buena música. Así que espero que el oyente tenga ese momento de tranquilidad para escuchar este disco, esa clama que tanto nos hace falta en estos tiempos, y de alguna forma, aunque saque sus propias conclusiones porque yo no le quiero prefijar ninguna idea, tenga esa misma sensación” de estar ante una propuesta de calidad, interpretada por dos músicos “a los que conozco bien y con los que es un placer trabajar”.

De todas formas, aunque Moreno está centrado ahora en las presentaciones públicas del álbum, su agenda no para. Ahora mismo se encuentra organizando, con el amparo de la Cuadrilla de Laguardia-Rioja Alavesa, un festival de órgano para principios de julio. Además, sigue profundizando en el proyecto de hacer un libro sobre las bandas de música de esta misma zona. Eso sí, por el momento descarta volver a grabar de manera inminente. “Tengo un disco pendiente con la Banda Municipal de Bilbao, un trabajo en el que rescatar a cuatro compositores románticos alaveses que están casi olvidados a pesar de su importancia. Si no cambio mucho como persona, lo terminaré haciendo en el futuro, pero ahora mismo tengo que parar”.