Vitoria - Con el inicio de la década de los años 70 del siglo pasado, la Excursionista Manuel Iradier puso en marcha la Umeen Euskal Jaia, una iniciativa con el claro objetivo de, en plena dictadura franquista, reivindicar las expresiones culturales propias al tiempo que se implicaba a las nuevas generaciones en esta puesta en valor. Salvo en 1972, el encuentro, con Gasteiz como escenario, se vino llevando a cabo hasta 1975, un camino que se truncó hace 41 años por diferentes sucesos, como los asesinatos del 3 de marzo. En 2016, dentro de la programación especial que Jare Dantza Taldea realizó durante doce meses para celebrar su quinto aniversario, el grupo vitoriano llevó a cabo el 12 de marzo un intento de recuperar aquella fiesta de los dantzaris más jóvenes que ahora se quiere consolidar y mantener de cara a futuro.
Así, este sábado, el centro de la capital alavesa será el punto de encuentro para unos 300 bailarines de entre 8 y 14 años, quienes tomarán parte en un intenso programa que arrancará a las 10.30 horas en el polideportivo Landatxo con la llegada de los grupos participantes. Tras un almuerzo, a las 12.00 horas comenzarán las actuaciones simultáneas en las plazas de Arka, Correos, Provincia y Nueva, así como en el parque de la Florida y otros espacios céntricos. Además, a las 13.30 horas y frente al Consistorio, se hará un alarde conjunto que después dará paso a una kalejira conjunta en la que los participantes compartirán senda con los músicos asistentes al Gasteizko Txistulari Ta Atabalari Eguna, que también se celebra este sábado (ver la información en esta misma página).
Tras reponer fuerzas, y la pertinente kalejira hasta la plaza de los Fueros con paradas en calles como Chullería y Postas, allí se procederá a un alarde final, concluyendo la programación hacia las 19.00 horas con la despedida a los asistentes. De esta forma, los asistentes podrán dejarse llevar por un ambiente de fiesta y cultura en el que poder disfrutar de danzas de los siete herrialdes.
Dos son los objetivos fundamentales de la recuperación de esta jornada. Por un lado, darle vida a la calle, buscando además a un espectador que, de una forma u otra, sea y se sienta partícipe. Por otro, enfatizar la vitalidad y el futuro del patrimonio cultural vasco. Ahora solo falta que las condiciones climatológicas también se quieran sumar a la fiesta de este sábado, o por lo menos respetarla sin lluvia.