BARCELONA. Aunque el protagonista oficial de "Kobane calling" (Reservoir Books) es el propio Zerocalcare, el peso moral de esta historia que habla del proyecto de creación de un confederalismo democrático en Rojava, un área del Kurdistán dentro de la actual Siria, recae en las centenares de mujeres que están combatiendo contra el ISIS para que las cosas cambien políticamente en estos territorios.
Zerocalcare, pseudónimo de Michelle Rech (1983) y autor del superventas "La profecía del armadillo", opta para su último trabajo por un formato de cuaderno de viajes donde narra sus estancias en la zona a la que acudió en misión humanitaria, aunque también movido por la curiosidad ante las (pocas) noticias que llegaban sobre esta utopía confederal, inexistente para los medios de comunicación.
El autor, que ha pasado esta semana por Barcelona, donde su obra es una de las novedades del Salón del Cómic que se celebra hasta el domingo, explica a Efe, que tuvo que vencer sus propios miedos para decidirse a viajar al Kurdistán, una región dividida entre cuatro países (Irán, Irak, Siria y Turquía) que lleva todo el siglo XX y lo que va del XXI en continuas guerras.
"La revolución de Rojava (tres cantones autogestionados en la frontera siria con Turquía) nos parecía una idea muy ilusionante, que hablaba nuestro lenguaje: protagonismo de la mujer, convivencia de religiones y culturas diferentes, ecología; pensamos que era un lugar donde poder aprender algo", comenta el dibujante, crítico con el tono condescendiente con que Occidente mira al mundo musulmán.
En un primer viaje, llegaron desde Roma hasta un pueblo turco frente a la ciudad siria de Kobane, en el que podían oír las bombas de todos los bandos implicados, pero no fue hasta la segunda misión cuando pudieron penetrar en territorio de Irak y más tarde pasar a Siria, por los estrechos corredores arrebatados al ISIS.
El estilo de Zerocalcare -que inicialmente no tenía pensado convertir el viaje en una historieta- no es el de maltés Joe Sacco, no es periodismo gráfico, su narración es también ágil, sí, pero el italiano no abandona el humor, su tabla salvavidas con la que sortea el exceso de intensidad narrativa.
"He leído a Sacco, es un monstruo sagrado, enciclopédico, pero lo mío no es una obra periodística, todo pasa por mi filtro, mi lenguaje, y además vengo de un barrio en que si te tomas demasiado en serio, enseguida te ponen los pies en el suelo", advierte sobre la licencia del humor en una historia, a priori, de tono dramático.
Lo que más sorprendió al dibujante fue el papel de la mujer en Rojava, compartiendo los puestos de mando con los hombres en las instituciones y luchando en el frente, cuando toca.
"En cada barrio hay casas de mujeres que juzgan los casos de violencia de género, algo muy diferente a nuestro canon de respeto de los derechos", remarca Zerocalcare, que defiende que "en la vida merece la pena apostar por algo aunque parezca imposible; los kurdos lo están haciendo y están demostrando que es una realidad; Occidente ha de reconocer esta experiencia internacionalmente".
Mientras que Zerocalcare pone su foco en esta utopía todavía viva, todavía posible, en "La Virgen Roja" (La Cúpula), el matrimonio Talbot viaja en el tiempo hasta dar con Louise Michel una poeta y educadora francesa, convertida en heroína desde las colinas de Montmartre durante las apenas diez semanas que duró el espejismo libertario de la Comuna de París en 1870, impulsado por los sectores más desfavorecidos, para pavor de la Europa "de orden" de entonces.
Los Talbot -ella una académica de prestigio, él uno de los mejores historietistas británicos con la serie "Grandville" a sus espaldas- que ya habían abordado la liberación femenina en "Sufragista" ambientada en la Inglaterra eduardiana, dan en "La Virgen Roja" una vuelta de tuerca más en esta búsqueda de mujeres combatientes, hasta hallarla en las barricadas anarquistas.
"Era un mujer increíble, casi una santa, no tenía ninguna posesión material, pero era una luchadora, intrépida en grado máximo, no le asustaban las escaramuzas si eran necesarias", comenta Bryan a Efe sobre una revolucionaria, hija de una doncella y el heredero de una familia adinerada que las abandonó, que se anticipó décadas a los movimientos feministas.
Deportada tras el fin de la Comuna a una colonia en el Pacífico, Louise Michel volvería a París en 1878 convertida en icono libertario.
"Estaba muy comprometida con el cambio social, en un tiempo en el que se pensaba que el futuro iba a ser mejor, creía que era posible. Hoy se necesitan más personas como ella", resume Mary Talbot, invitada junto a su marido al Salón del Cómic de Barcelona.