Gasteiz - “¿Cuál es nuestro oficio? Hacer cine español, aú, aú, aú”. Enardeciendo a las tropas cinematográficas al estilo 300 y con la música en directo de la Film Symphony Orchestra, el por tercera vez presentador de la gala Dani Rovira daba inicio a la XXXI entrega de los premios Goya que arrancaron cumpliendo pronósticos otorgando el premio al Director Novel a Raúl Arévalo por Tarde para la ira, una de las grandes favoritas a priori para estos premios con once nominaciones, aunque al cierre de esta edición -y pese al ritmo bastante notable de la gala- aún quedaban por otorgar los Goya principales en una carrera en la que se adelantaba la cinta más nominada -doce-, Un monstruo viene a verme, de Juan Antonio Bayona.

Cruzaba los dedos el actor alavés Karra Elejalde para recoger su tercer Goya, esta vez como Actor de Reparto por 100 metros, pero se lo arrebató Manolo Solo, por Tarde para la ira. “Pues no te han dado el Goya”, le dijo Rovira, compañero en Ocho apellidos vascos, beso incluido en una de las imágenes de la noche. Hubo también sobre el escenario un agradecimiento para el Festival de Cortos de Vitoria-Gasteiz, Cortada, de la mano de Juan Vicente Córdoba, Goya al Cortometraje Documental por Cabezas Cortadas. El toque vasco se alzó con premio en esta edición en la categoría de Película de Animación con Psiconautas, los niños olvidados, de producción vasca. Su director, Pedro Vázquez, hizo doblete al ganar también en Corto de Ficción con Decorado. También Goya con mucho toque vasco el de la Mejor Música Original -donde competían otros dos aspirantes con ligazón vasca-, para el getxotarra Fernando Velázquez por Un monstruo viene a verme, grabada con la Orquesta Sinfónica de Euskadi.

Carlos Santos fue galardonado como Mejor Actor Revelación por El hombre de las mil caras, la película de Alberto Rodríguez que partía también como una de las grandes favoritas anoche, con otras once candidaturas. Aunque la noche empezó decantándose en favor de Un monstruo viene a verme, que cosechaba Goyas a la Mejor Fotografía, Dirección de Producción y Artística, Maquillaje y Peluquería, Efectos Especiales, Sonido y el mencionado de Música Original. El premio de Actriz Revelación fue para una exhultante Anna Castillo, por El olivo, de Icíar Bollaín.

Sin duda, una de las protagonistas de la noche fue la ganadora del Goya de Honor, Ana Belén. “Esta profesión sirve para hacerse preguntas, a pesar de que no se tengan respuestas”, proclamó en un discurso en el que criticó la “precariedad laboral” del sector y la situación en él de la mujer.

También cumpliendo los pronósticos, Timecode , que en unas semanas competirá en los Oscar, se hizo con el premio al Mejor Corto de Ficción. Paul Verhoeven por Elle se llevó el Goya a la Película Europea.

Los discursos Ayer, las recientes declaraciones del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, afirmando que no había visto ninguna de las películas nominadas anoche fueron motivo de crítica de muchos de los asistentes a la gala. Aunque quizá, siguiendo la recomendación de Rovira -“a los políticos presentes: os vamos a dedicar el tiempo proporcional que nos han dedicado a la cultura en sus discursos y debates... Bien, pues ya está”-, sería mejor subrayar las reivindicaciones que previas a la entrega hicieron muchas de las actrices reclamando más papeles femeninos. Un discurso que retomó Dani Rovira durante la gala calzando unos tacones rojos -“para ponerme en vuestros zapatos”- recordando, por ejemplo, que en 2016 solo 18 películas fueron dirigidas en España por mujeres frente a las 78 que dirigieron hombres. No podía faltar tampoco Donald Trump. Rovira se acordó de él al inicio: “Donald, aquí, en España, la palabra cine se escribe con i latina”.

Yvonne Blake, presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas -impagable el momento de Dani Rovira, entre Blake y el ministro de Cultura, vestido de Superman, de cuyo vestuario se encargó la presidenta en la primera entrega cinematográfica de la saga-, junto a Mariano Barroso, vicepresidente, tomaron la palabra y sí dejaron un recado para el Gobierno: el Estado ha recaudado 105 millones en concepto de IVA de las entradas de cine, 28 millones de euros más que lo que ha destinado a esta industria. “No somos un sector que vive del Estado. Somos un sector que genera riqueza para el Estado”, declararon.