Vitoria - Fue Pla quien tuvo la idea. A Refree le convención después. La guinda la puso la incorporación de Muguruza. Y entre los tres dieron forma a un montaje que se estrenó el año pasado, que se ha podido ver en Latinoamérica y que en breve llegará al escenario de la calle San Prudencio, que todavía tiene entradas a la venta por 18, 12 y 6 euros.

¿En qué momento alguien decide de manera consciente meterse en un proyecto con Pla y Muguruza?

-Si hubiera sido de otra manera, tampoco lo hubiera dudado. En absoluto (risas). Pero la verdad es que fue todo bastante progresivo. Con Albert tengo una relación estrecha y no sólo por trabajo. Un día, hablando de que no me gustan los musicales, me dijo: tengo una idea para un musical que creo que te gustaría. Al cabo de los meses apareció la posibilidad de que Fermin interpretase el otro personaje y... bueno, fue todo como pasando de manera natural. Ambos dos son personas maravillosas y está siendo un placer trabajar con ellos.

¿Cómo fue toda la preparación?

-La verdad es que una obra bastante mastodóntica en el sentido de que hay muchos elementos como vídeos y demás. Llevamos bastantes técnicos. En su momento pensé que mover todo ese equipo humano iba a ser complicado, pero hemos tenido muchas fechas y ha sido toda una alegría, también con actuaciones en Latinoamérica. De hecho, casi seguro acabaremos el camino en México. Es evidente que en este año y medio, el montaje ha ido asentándose y limándose. Ha mejorado, pero como no puede ser de otra manera.

Tampoco lo vamos a ocultar ahora. Tanto Pla como Muguruza son dos creadores que, en ciertos sectores de la sociedad española no generan mucha simpatía. ¿Algún problema en la gira, máxime teniendo en cuenta la temática y el enfoque de ‘Guerra’?

-Soy perfectamente consciente de que tanto Albert como Fermin tienen detractores por la forma en la que dicen las cosas y por las cosas que dicen en ocasiones, pero de verdad que si en algún sitio ha habido problemas, yo no me he enterado. Todo lo contrario. El contacto que estamos teniendo con la gente está siendo muy agradable.

Por cierto, hablemos del espectáculo en sí.

-La idea de Albert es muy buena. Es un tema muy duro, que no sé hasta qué punto se ha tocado mucho. No hablamos tanto de la guerra como de la demagogia que envuelve lo que entendemos como guerra en la actualidad. Desde hace 20 años no sólo se han noticiado las guerras como si fueran espectáculos, sino que se han vendido como el que publicita películas. Es decir, hay buenos muy buenos, malos muy malos, y que los buenos muy buenos lo único que pretenden es ir a un país para arreglar todos los problemas. Es una manera muy infantil cómo se nos venden estas cuestiones. Pla demuestra mucha inteligencia al tratar esta cuestión. Al final, este musical trata de cómo nos venden las guerras, que parecen cuentos. Es un musical que te puedes tomar de una manera divertida y amena porque te ríes, o también, y si quieres, te puedes ir a casa con un puñado de cosas para pensar en ellas.

¿Estamos en la sociedad de la información, de la desinformación o del exceso de la imagen?

-Es algo que yo me pregunto también muchas veces. No quiero demonizar la tecnología ni Internet, porque son instrumentos que nos están sirviendo para ver lo que sucede al otro lado del mundo. Pero es cierto que nos estamos convirtiendo en seres mucho más vulnerables y manipulables, que es algo que deberíamos tener en cuenta.

Antes comentaba que querían terminar estas nuevas fechas en México. Y como decíamos, ya estuvieron en Argentina, Chile, Colombia y Uruguay. ¿Han encontrado la misma percepción sobre el montaje y lo que trata?

-Hagas lo que hagas, aunque no tenga ningún componente político o social, la reacción siempre es distinta en cada país. Pero eso no quiere decir que, en este caso concreto, se haya entendido el espectáculo de una forma distinta. Lo que sí puede cambiar es la manera de recibirlo. Aquí igual somos menos efusivos pero estés donde toque, creo que el público está entendiendo el mensaje de una manera muy clara.

¿Ahora le están empezando a gustar un poco más los musicales o...?

-(Risas) Sigo igual. Es un género que me cuesta mucho. Y mira que son un melómano total. Pero bueno, hay gente a la que no le gusta, no sé, el tomate.