Vitoria - Hasta hace nada, sus pasos tenían al Conservatorio de Danza José Uruñuela como punto de referencia. Antes de la despedida se involucró de manera decidida -no sólo actuando- en realizar junto a sus compañeras de formación el proyecto Self made. Para entonces, Beñat Andueza ya sabía que el camino hacia la profesionalización le iba a alejar de su Gasteiz natal. De hecho, desde hace casi dos meses Ámsterdam se ha convertido en su nueva casa.

En concreto, es la Dutch National Ballet Academy, bajo la dirección artística de Jean-Yves Esquerre, la que acoge al intérprete de 17 años (aunque cumplirá los 18 en diciembre), un centro perteneciente a la Ámsterdam University of the Arts que está a su vez vinculado con la Dutch National Ballet y con el Dutch National Ballet Junior Company que hoy actúa dentro del Festival Internacional de Teatro de Vitoria. Junto a los componentes de este último grupo, Andueza ha regresado a la capital alavesa durante esta semana, unos días que en teoría son de vacaciones aunque él no para de recibir clases. “Bueno, el lunes sí que me tiré todo el rato en el sofá”, reconoce con una sonrisa.

Es un paréntesis activo dentro de su ajetreo diario en Holanda, donde empieza cada jornada recorriendo en bicicleta los diez kilómetros que separan la casa de alquiler donde está de la sede de la Dutch National Ballet Academy, donde realiza el último curso formativo. “Pero estoy a punto de cambiarme de piso porque es un poco paliza”, ríe. De nueve de la mañana a seis de la tarde no sale de la academia. Comparte clase con otros once bailarines y una docena de bailarinas, la mayor parte procedentes de diferentes países. No deja de ser curioso, de hecho, que en Gasteiz fuera casi el único chico y ahora esté tan rodeado. “Ahora es tener al lado a once personas con las que estás compitiendo por conseguir un trabajo. En clase es todo bastante competitivo, vamos a lo que vamos. Además, el trabajo que se realiza es más específico de chico”.

El listón está muy alto. “Ten presente que allí está gente que llega desde la Ópera de París, el Royal Ballet, de la Escuela de San Francisco... y luego estoy yo, el del Conservatorio de Danza José Uruñuela de Vitoria. Pero la verdad es que me he encontrado bien de nivel con respecto a ellos”, apunta.

En ese proceso de clases y ensayos de coreografías de clásico, neoclásico y contemporáneo, tanto Andueza como el resto de los y las estudiantes cuentan también con la visita habitual del director de la Dutch National Ballet y con la posibilidad de recibir formación junto a los componentes de la Dutch National Ballet Junior Company. Todo suma porque “estoy en lo que debe ser el último paso antes de entrar en una compañía, sea joven o no”, una profesionalización que, de alcanzarse, pasará casi seguro por mantenerse en el extranjero. “Aquí el problema es que sólo hay un grupo a nivel estatal que está decente, que es la Compañía Nacional de Danza. En Alemania, por ejemplo, hay una compañía en cada ciudad, que tiene también su orquesta, sus coreógrafos invitados, sus profesores”.

De momento, eso sí, hay que realizar este curso. No descarta la posibilidad de entrar a formar parte el año que viene de la Dutch National Ballet Junior Company, a cuyos componentes verá hoy entre el público del Principal. “Veo alguna posibilidad pero es muy complicado”. Eso ya llegará si es el caso. Lo inmediato es regresar la próxima semana a Holanda y seguir asistiendo a este centro de estudios de alto rendimiento “donde todo está focalizado a ser profesional; no haces clase para prepararte sino para ser bailarín, para conseguir un contrato”. Atrás quedará una Gasteiz a la que volverá en la época navideña, una ciudad en la que está su familia. “La verdad es que cuando me fui hace un par de meses, ellos lloraron y yo también lo pase bastante mal. Pero ahora ven que estoy a gusto allí, que me tratan bien en la escuela, que la gente es muy maja y que en Ámsterdam me apaño bien, así que están contentos”. - DNA