madrid - “El escritor que tiene la suerte de vivir en democracia puede prescindir de la política, e incluso despreciarla”, pero en una dictadura o régimen totalitario, “está empujado a tomar partido”, aseguró ayer Mario Vargas Llosa, quien recibió en Madrid, junto a la novelista y dramaturga francesa Yasmina Reza, el 13º Prix Diálogo a la Amistad Hispano-Francesa, que premia cada año a aquellas personas cuyo trabajo “enriquece” las relaciones entre ambos países.
Vargas Llosa que, además de la peruana, tiene la nacionalidad española desde 1993, discrepó con Reza respecto al papel del escritor en la política. Mientras que la autora francesa dijo no compartir el hecho de que el escritor dé su opinión en un debate público, porque le quita “sabor al mundo contradictorio que crea en sus libros”, Vargas Llosa consideró que tienen una obligación no solo con su oficio sino con la sociedad que les rodea y que deben participar en el debate de alguna forma “como en contribuir en el uso de las palabras”. “Para que las palabras sean genuinas, auténticas, que sirvan para expresar la verdad y no para difundir mentiras”, recalcó el Premio Nobel de Literatura. Yasmina Reza explicó, no obstante, que su postura de no intervenir en el debate público o en la política como escritora es “válida” en una democracia, y se mostró convencida de que en un régimen estalinista su actitud sería “más comprometida”.
Ambos hablaron también de la riqueza del español y del francés para la escritura. Vargas Llosa, que recordó la fuerza vital de la lengua de Cervantes y la sutileza de la lengua francesa, consideró que el español goza de muy buena salud “y nunca ha estado tan vivo e integrado como ahora”, una circunstancia en la que ha destacado el papel de las Academias de la Lengua de todos los países hispanohablantes. - Efe