barcelona - El historiador Eduard Puigventós desmonta algunas falsas creencias sobre el asesinato del revolucionario León Trotski en su libro Ramón Mercader, el hombre del piolet, y asegura que Mercader, agente al servicio del NKVD soviético, “no fue reclutado con el objetivo de matar a Trotski”.

“Hasta ahora todo el mundo ha afirmado que desde que reclutan a Mercader es con el objetivo de matar a Trotski. Yo planteo que no. Él es una pieza más en el engranaje y contribuye a la causa a su manera”, explicó Puigventós. “No es que todos hubiéramos podido matar a Trotski, pero si hubieras estado totalmente politizado y hubieras creído que ese era tu grano de arena para cambiar el mundo, también hubieras podido ser tú”, matizó el biógrafo.

Puigventós aporta una prueba más para argumentar que la posición de Mercader como asesino de Trotski fue sobrevenida: “La semana anterior a cometer el asesinato se encontraba mal, tenía mucha fiebres, no salía de la cama, contestaba con monosílabos... Sabía que tenía una presión muy grande encima y quizá no es lo que hubiera querido. Pero estaba tan cegado por el fanatismo que creía que le había tocado y que lo debía hacer”, explicó.

Fue tras un atentado fallido, preparado desde México, cuando “se toma la determinación de que ha de ser una persona sola la responsable de matar a Trotski y cumplir con las órdenes dadas desde Moscú hacía tiempo”, y Mercader aparece como la persona idónea.

Cinco años después de haber emprendido esta investigación, Puigventós reconoce haber establecido una relación particular con Mercader: “Obviamente es un asesino, pero después de trabajar con él, me lo miro con afecto. No trato de justificarlo, sino de investigar qué le motivó, qué consecuencias sufrió, y qué pensaban los demás de él. Puedo llegar a entenderlo pero obviamente no lo comparto”.

Puigventós admitió que “creía que ya estaba todo escrito sobre Mercader” pero entonces acudió a “bibliografía secundaria”, registros judiciales y policiales de Sudamérica, donde encontró “documentos que no había mirado nunca nadie, como negativos de fotografía sin revelar” y buscó también a las personas que le conocieron”. - Efe