MADRID. Apeándose aún del sueño de haber formado parte del jurado del Festival de Cannes y en pleno rodaje con Pedro Almodóvar, a Rossy de Palma le hierve la agenda estos días, en los que promociona la comedia francesa "No molestar", de Patrice Leconte.

"No sé estar con una mano encima de la otra", ha dicho a Efe la actriz, que tras un tiempo alejada del cine del español vuelve a la primera línea, y no sólo con Almodóvar, ya que antes la veremos como madre de Oona Chaplin y Berto Romero en "Anacleto, agente secreto" y en la próxima comedia de José Corbacho y Juan Cruz, "Incidencias".

"Ahora mismo estoy un poco desbordada, pero feliz", comenta.

Precisamente "No molestar" trata de eso, de un hombre (Christian Clavier) que busca desesperadamente una hora de tranquilidad para poder escuchar un disco de jazz, una rareza que encuentra por casualidad en una tienda después de años buscándolo.

El papel de Rossy de Palma es el de la asistenta española de la casa, inmersa en un verdadero frenesí, entre la madre que oculta un secreto, el hijo desorientado y activista, y la fiesta de vecinos que se está gestando.

"María es la única que tiene sentido común en esa casa de locos, ella pone esa cordura", señala la actriz. "Desde que leí el guión sabía que iba a farfullar mucho en español. Me he divertido mucho", añade sobre el filme, adaptación de una obra de teatro de gran éxito en Francia.

Casualmente también su papel en "Silencio", la nueva película de Almodóvar, será el de una sirvienta, "una señora gallega muy arisca, cerrada y antipática", describe la intérprete, que no trabajaba con el manchego desde el 'cameo' de "Los abrazos rotos" (2009).

"Estoy encantada con el personaje, tiene una metamorfosis física importante que me gusta mucho. Disfruto mucho con Pedro, él está muy contento de lo que ha visto que hemos rodado y eso me llena de satisfacción", añade.

Esa metamorfosis le ayuda, explica, a conseguir lo que más le gusta de la interpretación, "desaparecer" en los personajes.

"Soy una persona muy racional, pero todo lo artístico me gusta hacerlo desde lo instintivo y el inconsciente", señala. "Es una cosa un poco mística, yo creo en eso de que el personaje se te aparece. Yo le presto el recipiente, la voz, pero el personaje me manipula a mi más que yo inventarme al personaje. No busco controlar sino desaparecer", asegura.

Y cita como inspiración a María Callas, que defendía una forma de interpretar emotiva. "Ella decía: 'yo no hago nada, solamente escucho, es el compositor quien pone todas las intenciones'. Pues cuando una película está muy bien escrita, como ésta, es lo mismo, todo está ahí".

Esa misma emotividad, subraya, fue su guía a la hora de evaluar las películas a concurso en el festival de Cannes.

"Me he sentido como una espectadora de lujo, no he sentido nada la presión ni la responsabilidad, ha sido una gozada", afirma.

"Los Coen -presidentes de un jurado bastante heterodoxo en el que también estaban Jake Gyllenhaal, Guillermo del Toro o Sienna Miller- desde la primera reunión que tuvimos plantearon que no éramos críticos de cine, y que no estábamos allí para criticar sino para centrarnos en lo que nos gusta. Me pareció una premisa muy elegante", dice.

"No molestar" llega a los cines españoles este viernes después de haber seducido a más de un millón de espectadores en Francia.

El director de "El marido de la peluquera" o "La viuda de Saint-Pierre" la describe como "una comedia anclada en la realidad contemporánea", y "un retrato de una sociedad egoísta que va a toda velocidad" y que nos impide interesarnos por los demás.