BILBAO - Hacia el año 2003, la revolución digital trajo la zozobra al negocio discográfico. Músicos, productores, técnicos, managers y editores tuvieron que cambiar de mentalidad para adaptarse a los nuevos tiempos. Uno de los sectores que más ha notado esta transformación irreversible es el conformado por los tradicionales estudios de grabación. En Euskal Herria, algunos han tenido que cerrar pero los más se han reciclado para afrontar las exigencias que imponen los nuevos tiempos. ¿La clave? Ofrecer más por menos. Así lo entiende Kaki Arkarazo, histórico guitarrista de M-ak, Kortatu, Negu Gorriak y Nación Reixa, además de responsable de los estudios Garate de Andoain (Gipuzkoa) desde 2000, lugar que han visitado artistas y grupos de la talla de Fermin Muguruza, Anari, Soziedad Alkoholika o Berri Txarrak, entre otros. “Hemos ajustado los precios -apunta Arkarazo- pero ha cambiado también el modo de relacionarnos con los músicos. Al principio nuestros clientes principales eran las discográficas, pero ahora nuestros clientes son los músicos, que tienen sus prioridades y sus exigencias, y en cierta medida hemos tenido que adaptarnos a eso”. El lazkaotarra asegura que “se ha diversificado mucho” la oferta de los estudios que regenta, porque los artistas piden cosas distintas: “Algunos graban el disco en casa y te lo traen para que hagas las mezclas, o al revés; otros quieren alquilar el estudio o el material técnico; otros solo quieren grabar unos instrumentos en concreto... El proceso de grabación ha cambiado”.
A pesar de que su facturación ha descendido un 30% en los últimos diez años, los estudios Garate resisten y se amoldan al nuevo presente, que, al parecer, no es tan crítico: “Nosotros tenemos cubierto ya todo el año, y eso es algo inusual en estos tiempos. 2012 fue un año malo, y ahí tuvimos algunos meses en los que llegamos a preocuparnos, pero hicimos importantes ajustes y la cosa se estabilizó. Además, ahora los músicos regresan al modo de grabar de los años 80 o principios de los 90, tratando de emular aquellos sonidos, y hay una demanda cada vez mayor de ese tipo de grabaciones más directas y espontáneas. El analógico sigue teniendo vigencia y peso”.
De todos modos, Kaki Arkarazo subraya algo esencial: la calidad del estudio de grabación tiene que ser máxima. “En los últimos años nos ha venido mucha gente para que le arreglemos el trabajo que grabaron en un home studio, porque lo que te da un estudio como el nuestro no te lo da un espacio de grabación pequeño. Tener un estudio en el que puedas obtener un sonido de calidad sigue siendo esencial, y a Garate los músicos vienen buscando eso”.
Servicio global
Hay que remontarse a los años 70 para dar con la génesis de los estudios Tío Pete. El pequeño local de ensayo que acogía a Los Mitos o Mocedades se transformó en estudio en los 80. “El nombre es un tema nostálgico de mi padre, Carlos Zubiaga, un homenaje a su tío Pete, que fue quien le metió el gusanillo de la música”, señala Cristina Zubiaga, regenta del espacio. Tío Pete también ha sufrido los embates de la crisis y de la era digital, “pero sobrevivimos porque tenemos todo amortizado”, revela la gerente. “Solo pretendemos vivir de esto y disfrutar con lo que hacemos”, apostilla.
Zubiaga apunta también que la crisis en el sector musical arrancó antes que la crisis general, “con las descargas de Internet y la proliferación de miniestudios en los que invirtiendo un mínimo de material se pueden grabar discos completos”. Ahora compiten en precios con esos home studios y se adaptan a las exigencias de los músicos: “Han desaparecido los orfeones que llegaban con una pequeña subvención, dispuestos a grabar un disco, y la mayoría de los artistas ya no se quedan un mes grabando, ahora quieren el cd en una semana”.
Irkus Uranga, técnico de Tío Pete, asegura que la salida es el pluriempleo: “Yo trabajo aquí, en el Teatro Campos Elíseos y también voy de técnico con algunos grupos. Es la única forma de vivir de esto, hay que diversificarse. Y meter muchas horas en pocos días, hacer más cosas en menos tiempo, reciclarse... La clave está en ofrecer más cosas que la mera grabación, desde un video-clip hasta el diseño de la carátula del cd, pasando por la promoción del disco”.
Antes, las tarifas de Tío Pete rondaban los 600 euros por día (incluidas las habitaciones para pernoctar), y ahora se ha reducido a la mitad, tal y como afirma Cristina Zubiaga: “En los 90 un grupo te venía con 100.000 pesetas (6.000 euros) para grabar un disco, porque un sello les había adelantado ese dinero. Se vendían discos. Ahora eso ha desaparecido. Funcionamos con presupuestos mínimos de músicos que quieren hacer discos espress, aunque también nos vienen grupos que tienen posibilidad de estar más tiempo, como Doctor Deseo o Zea Mays”.
El tejido cultural vasco
Los estudios Elkar cuentan con más de 30 años de experiencia en el terreno de la grabación de sonido. Angel Valdés, actual responsable de este espacio, reconoce que los grandes estudios han salido perjudicados con la irrupción de la tecnología digital, pero matiza: “Prefiero verlo en positivo, es decir, la tecnología se ha abaratado y se ha democratizado tanto el hacer música como el grabarla. Eso ha creado un tejido cultural muy interesante en Euskal Herria, y buena parte de ese tejido se elabora dentro del universo euskaldun, y como ahí es donde tenemos que convivir, pienso que es beneficioso para todos”. Además, Valdés se escuda en un argumento poderoso para defender la vigencia y supervivencia de los estudios analógicos: “Cualquier grupo o músico necesita un registro -una grabación- para poder expandir su música, y eso no va a cambiar. El registro es el motor de todo esto. Y si está grabado en vídeo, mejor que mejor, porque Youtube está cogiendo un gran peso en la promoción musical. Ahora parece que la música la escuchamos por los ojos. La que ha sufrido la crisis es la industria musical, pero no la grabación, porque ahora se graba más que nunca y eso, en principio, es positivo para nosotros”.
Valdés confirma que la mayoría de los músicos y grupos de Euskal Herria quieren grabar en poco tiempo, pero reconoce que “llegan al estudio más preparados”. De todos modos, el responsable de Elkar Estudioak asegura que la clave de una buena grabación es, además de un buen estudio, “el momento en el que se graba y la calidad del músico; la pulsión de ese directo es lo más importante”. Y para promover este tipo de grabaciones, Elkar organizó en 2014 Elkar Estudio Sesioak, una iniciativa que tendrá continuidad en 2015: “Grabamos en directo a bandas emergentes, y esas grabaciones se emiten luego en Hamaika Telebista. Es una buena forma de promocionarles y, a su vez, promocionar nuestros estudios”.